En Carolina del Norte, Estados Unidos, tenía la reputación de experimentar con tratamientos poco convencionales. Un día, durante una visita de rutina, le dijo a una paciente que iba a “introducir algo en su boca que iba a saber chistoso pero que iba a detener el sangrado”. Después utilizó una jeringa para inyectar el fluido y le dijo que se lo tragara. El fluido era semen.
Esta no era la primera vez que el doctor Hall inyectaba su propio semen en la boca de un paciente. Dos de sus empleados recolectaron jeringas sospechosas que dejaba en su oficina después de escuchar que el doctor le decía a sus pacientes que se tragaran algo y una se negó porque dijo que el líquido que “olía a semen”.
Cuando el doctor Hall tuvo que presentarse ante la corte —por violación las normas de atención odontológica, actos inmorales y siete cargos menores de agresión sexual—, seis de sus pacientes testificaron que el doctor había utilizado su semen en sus consultas dentales. Otra mujer aseguró que el doctor Hall se montó en ella sobre la silla dental y empezó a embestir la parte posterior de su cuerpo de forma sexual”.
La policía confiscó jeringas de la oficina del doctor Hall, realizó pruebas de ADN y encontró rastros de semen en su interior. Por desgracia, nunca se supo si era verdad que su remedio casero servía para detener hemorragias en la boca.
El punto es que los dentistas como el doctor Hall no deberían tener permiso de practicar su profesión. Después de que se declaró culpable en 2005, pasó cuatro meses en la cárcel y le quitaron su licencia de forma permanente, considerando que obligó a muchas pacientes a tragar su semen.
“¿Cómo es posible que salga en libertad después de hacer algo así? No hay justicia en este caso”, dijo Lisa Carpenter, una de las víctimas de esa época en referencia a su sentencia ligera. Al menos el doctor Hall no iba a poder ser practicar odontología después de salir de la cárcel.
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Sin embargo, a principios del mes pasado, el doctor estuvo muy cerca de reabrir una nueva clínica en la isla de San Pedro, Belice. Por suerte, la policía descubrió su oscuro pasado a tiempo.
San Pedro es famosa por ser la inspiración de la canción “La isla bonita” de Madonna y por una disputa violenta entre los Bloods y los Crips. Es un destino turístico muy popular para los que buscan relajarse en su paisaje idílico y sus aguas turquesa pero también es un país pobre con una historia de corrupción.
El 18 de noviembre de 2015, el doctor Hall publicó un anuncio en un periódico local de Belice, The San Pedro Sun, donde buscaba un asistente dental. Fue el primero de una serie de anuncios donde solicitaba espacio para un consultorio, empleados y después la gran apertura de la nueva Clinica Dental Oceanside.
Aun sin saber sobre su horrible pasado, Tamara Sniffin, la editora de San Pedro Sun, dijo a VICE que los anuncios le parecían sospechosos. “Nos preguntábamos cómo le había hecho para conseguir una licencia para practicar odontología en el país porque, en general, es un proceso largo que disuade a muchos extranjeros de siquiera intentarlo”, dijo Sniffin.
Incluso si tienes licencia en tu país natal, sacar una en el extranjero es un proceso burocrático muy laborioso. Los dentistas primero necesitan tener un permiso laboral, después tienen que mandar la licencia desde su país natal junto con otros papeles como certificados universitarios, certificaciones y cartas de recomendación. Según los blogs de algunos expatriados, el proceso puede tardar varios meses y el gobierno tiene una “actitud proteccionista” porque prefiere que los puestos bien remunerados sean para los ciudadanos de Belice. Por eso, cuando Sniffin vio los anuncios de un doctor estadounidense que abría una clínica en San Pedro, le pareció muy inusual.
No obstante, resulta que el doctor Hall sí tenía licencia para practicar odontología en Belice. Recibió un permiso laboral a su nombre pero antes de solicitar una licencia odontológica en Belice, tenía que encontrar la forma de ocultar el incidente con el semen tan fácil de encontrar en Google. Así que, en vez de utilizar su nombre real (John Robert Hall), inventó un seudónimo muy bien pensado: Robert Bob Hall (Bob Bob Hall). En cuestión de semanas, el consejo médico de Belice otorgó una licencia de odontología al doctor Robert Bob Hall.
No está claro cómo pasó esto. Como señaló Sniffen, es muy raro que los extranjeros consigan permisos laborales y licencias tan rápido. Además, a pesar de que la licencia fue expedida con su nombre falso, su pasaporte y su permiso laboral tenían su nombre real. Sin embargo, recibir documentos falsos del gobierno de Belice no es nada raro. Hace unos años, se descubrió a un grupo de funcionarios de inmigración en el país –incluyendo al ministro de estado en el Ministerio de Inmigración– vendiendo pasaportes beliceños.
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Antes de la gran inauguración de la nueva clínica del doctor Hall, Sniffen –la editora del periódico– empezó a recibir emails de lugareños preocupados con artículos de sobre la detención de Hall en 2005. Me dijo que reenvió la evidencia muy bien fundamentada de los delitos del doctor Hall al Ministerio de Salud pero no recibió respuesta alguna. Entonces tomó el asunto en sus propias manos.
“En la mañana del 7 de diciembre fui al Departamento de Policía de San Pedro con un folder lleno de artículos impresos e información del asqueroso comportamiento del doctor Hall”, dijo Sniffin. “Ni loca iba a dejar que ese pervertido toque a una sola persona en la isla y le agradezco a los que nos lo hicieron saber y nos ayudaron a detener a este maldito”.
Tras recibir la información, el superintendente auxiliar Henry Jemmott, el comandante de la Policía de San Pedro, arrestó al doctor Hall por “brindar falso testimonio” horas antes de la inauguración de su nueva clínica dental.
“La gente de San Pedro está enojada con el Consejo Médico de Belice por no darse cuenta del nombre falso”, dijo Jemmott, “pero mi gente está feliz de que se este asunto haya salido a la luz”.
El doctor Hall fue puesto en libertad bajo fianza y escribió un manifiesto de 1,400 palabras donde asegura que fue a Belice para “ayudar a la gente local con odontología gratis” e insiste en su inocencia del caso de las inyecciones de semen en 2004.
“Nunca imaginé que me fueran a ridiculizar, maldecir, insultar con amenazas a mí y a mi perro con base en suposiciones en vez de hechos”, escribió el doctor Hall en su manifiesto. “Se me acusó del acto asqueroso y absurdo de colocar semen en las bocas de mis pacientes. ¡Nunca hice semejante cosa!”
Actualmente el doctor Hall espera su juicio en San Pedro. Las autoridades confiscaron sus documentos de viaje y por ahora mantiene un perfil bajo en la isla al menos hasta el día en que tenga que presentarse ante la corte, es decir, el próximo 12 de febrero. Curiosamente, el anuncio de la Clínica Dental Oceanside sigue en el edificio. Es un recordatorio de lo cerca que estuvo el dentista inyecta semen de volver a hacer de las suyas.
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