Hoy domingo de fin de semana patrio recordamos la historia que nos enorgullece. Festejo del Grito de Dolores, acto con que se inicia la guerra de Independencia de México. Tradición que se remonta al momento en que Miguel Hidalgo y Costilla junto con Ignacio Allende y Juan Aldama se sublevaron contra la autoridad virreinal. Sonido, que hizo eco desde una de las campanas de Dolores, o desde algún otro sitio, resonando desde entonces, el 16 de septiembre de 1810, hasta nuestros días.
Domingo y festejos independentistas que se han afianzado con el paso de décadas para recordar quiénes somos, reafirmando cada año a las 11 de la noche del 15 de septiembre el respeto por los símbolos patrios, por la historia y por la identidad mexicana.
En el 2007 José Andrés Rojo de El País cubrió la conferencia magistral de Carlos Fuentes dentro de un encuentro sobre el bicentenario de las independencias hispanoamericanas.
Carlos Fuentes empezó por recordar que la revolución fue no sólo ¨contra España¨, sino también ¨contra las insuficiencias y carencias de nuestra vida¨, y contó que las cosas se precipitaron a partir de 1810, pero que venían de lejos. Analizó las contradictorias razones que alentaron a la independencia y subrayó ese complicado momento en que los libertadores tuvieron que empezar a inventarse el futuro que vino después.
Tomemos esto último – dentro o fuera del contexto de la ponencia. Finalmente, lo importante es recobrar el sentido de la invención colectiva del futuro para México.
Que ese sea el sentido del grito de hoy: con todas las voces, sin divisiones y mirando hacia adelante.
¨No se puede negar el pasado¨, dijo Fuentes, pero hay que enfrentarse al futuro con ¨la razón¨.
Al mismo tiempo, Fuentes realzó el valor de la democracia. Cuando se preguntó sobre cómo había que celebrar el bicentenario recuperó la inclusión de la ciudadanía y la mejora de sus realidades: cambios en infraestructura, protección al medio ambiente, resurrección de ciudades, amplios programas educativos y culturales.
Recuerda casi a la democracia por consenso de Lijphart, que permite plasmar la heterogeneidad existente en la sociedad en las estructuras de gobierno. Quizá por aquí debamos dar el grito: entre todos. Con pluralismo partidista, donde todos estemos representados, respetando las diferencias que existen. Y si un grupo ejerce mal sus derechos – cualquiera que sea- eso invalida al grupo, pero nunca al derecho.
¨Nunca la diversidad y las opiniones serán contrarias a la democracia¨, resalta el politólogo mexicano, J. Ruíz.
El presente no se puede negar. Es un hecho, pero que el de hoy sea el grito de Dolores Hidalgo. El histórico, el folclórico, el independentista, el de la construcción de México. Que sea viva voz de reflexión y propuestas conciliadoras. El grito que nos gusta exclamar.
México y nuestra historia tienen ganas de escuchar el grito de todos. Grito de alegría, de festejo, de tradición, de paz, de razón.
¡Mexicanos! ¡Mexicanas!
¡Vivan los héroes que nos dieron patria!
¡Viva Hidalgo!
¡Viva Morelos!
¡Viva Josefa Ortiz de Domínguez!
¡Viva Allende!
¡Vivan Aldama y Matamoros!
¡Viva la independencia nacional!
¡VIVA nuestra historia¡
¡VIVA la democracia!
¡VIVA nuestro futuro!
¡VIVAN los mexicanos y mexicanas sin divisiones!
¡Viva México! ¡Viva México! ¡Viva México!