
El dólar en el mercado negro de Venezuela cuesta siete veces más que el precio oficial, la inflación acumulada en el año asciende a 39 por ciento y la escasez de productos básicos agobia a la población. Esos elementos, entre otros, provocan el descontento de la sociedad y la disputa al interior del chavismo sobre lo que se debe de hacer para frenar la crisis económica y social que vive el país.
Los expertos nacionales e internacionales sostienen que la crisis es resultado de fallas estructurales en el modelo económico adoptado desde hace diez años por el gobierno del presidente Hugo Chávez, que como los anteriores, en eso no hay cambio, se sustenta en la exportación de solo un producto: el petróleo. El modelo arroja simultáneamente inflación, escasez de dólares para la importación de insumos y desabastecimiento.
El problema se agrava cada día y ante la falta de resultados el gobierno trata de trasladar el problema a los “enemigos” de la revolución bolivariana que el régimen identifica con los empresarios, los medios y la oposición. La crisis es responsabilidad del gobierno y resultado de un modelo económico insostenible y del muy ineficaz e ineficiente aparato burocrático creado por el chavismo.
La desesperación ha llevado al enfrentamiento entre el ministro de Finanzas, Nelson Merentes, y el de Planificación, Jorge Giordani. El primero defiende la necesidad de establecer un sistema que otorgue más libertad a los empresarios que incluye, entre otras cosas, flexibilizar el acceso a las divisas, pero sin poner fin al control. El segundo, en cambio, sostiene debe profundizarse el actual modelo que contempla, entre otras cosas, la asignación de divisas a precios preferenciales, de manera arbitraria, solo a los amigos del régimen.
La disputa trasciende el conflicto entre estos dos ministros, que tienen seguidores y detractores en el gobierno. El vicepresidente Jorge Arreaza, yerno de Chávez, ha propuesto que solo se entreguen dólares oficiales para la compra de alimentos y medicinas, que dejaría fuera a vastos sectores de la economía y también a quienes piensan salir del país. Unos y otros estarían obligados a la compra de dólares en el mercado negro que los encarecería todavía más.
El presidente Maduro en esta disputa se inclina, por ahora, a favor del ministro de Finanzas. Defendió su propuesta y lo reconoció como responsable para garantizar la viabilidad del dinero público al cierre del 2013. Maduro también apoya la subasta de dólares para hacer frente a la demanda de un país que importa el 96 por ciento de lo que consume. Así ahora salen a la subasta 100 millones de dólares cada semana.
La comunidad internacional duda que el gobierno tenga la capacidad para sostener la venta de 400 millones de dólares al mes, 4,800 millones de dólares al año. El presidente, una mala imitación de Chávez, ve ahora que su gobierno se divide. El próximo ocho de diciembre hay elecciones de alcaldes y concejales municipales. La pregunta es si el desabasto y el malestar popular les van a permitir ganar o verán mermados sus triunfos. Falta poco más de un mes para saber los resultados.



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