El pasado lunes 25 se celebró en todo el mundo el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer, a través del cual la ONU busca que se termine “Todo acto de violencia basado en el género que tiene como resultado posible o real un daño físico, sexual o psicológico, incluidas las amenazas, la coerción o la prohibición arbitraria de la libertad, ya sea que ocurra en la vía pública o en la vía privada”.

Haciendo un poco de reflexión sobre esto y hablando del mundo de las finanzas personales, yo me pregunto:

 • ¿Qué tanto se practica hoy en día la “violencia económica” a través del control de financiero en la pareja?

 • ¿Serán aún vigentes las costumbres machistas donde la mujer no tiene conocimiento y decisión sobre el ingreso familiar?

 • ¿Los nuevos esquemas familiares con dos ingresos, donde uno es mayor al otro, practicarán bullying financiero?

Antes de seguir adelante sí quisiera comentar que la violencia económica no sólo aplica contra la mujer, también el hombre puede ser víctima. Hay que tener presente que en la sociedad actual la mujer participa y compite más en el mercado laboral y empresarial, y que hay relaciones donde el mayor ingreso lo aportan ellas. Así también las parejas del mismo género pueden caer en este tipo de violencia ya que también son parte del entorno socio-económico.

Ahora, si bien es cierto que no hay recetas mágicas sobre el cómo llevar las finanzas en pareja, lo que sí hay es una máxima que dice: “El éxito de las finanzas en pareja está en que haya comunicación y transparencia al hablar sobre asuntos de dinero”. Si no estamos dispuestos a incluir y ser partícipes en la toma de decisiones, entonces sólo habrá una pareja donde uno limita al otro través del uso del dinero y con ello controla su libertad.

Antes de que inicien las pedradas y me digan “a mi sí me funciona” o “me controla porque me quiere”, la intención final de este artículo es abrir las puertas a preguntarse:

El método actual con el que se administra el dinero en pareja…

¿Permite control de uno sobre otro?

¿Es justo para ambos?

¿Los fortalece como pareja?

¿Ambos lo aceptan?

¿Es mejorable?

No hay respuesta correcta o incorrecta para estas preguntas, simplemente expongo que es justo darse la oportunidad de evaluar si la forma en como vivimos nuestros procesos económicos como pareja son los más adecuados.

Por ejemplo, ¿Qué pasa con el esquema donde hay una figura “proveedora” y otra que “cuida el hogar” ¿Será válido?…¡Claro! Siempre y cuando el segundo esté enterado del ingreso en el hogar y sea corresponsable en la toma de decisiones que genera compromisos, aumenta el gasto o afectan el patrimonio. Y la pareja no sólo sea un niño al que se le da un “domingo”.

¿Y el esquema “tú pones la mitad y yo la otra mitad” será mejor? Tal vez, pero… ¿ambas partes tienen el mismo ingreso y la misma capacidad de ahorro? Esto por no preguntar si ambos cumplen con la misma responsabilidad de proteger económicamente al otro?

O, tal vez usen uno de los esquemas más recurrentes en nuestros tiempos, el “Tú lo tuyo, y yo lo mío”. El cual es muy práctico y muy moderno y funciona muy bien para un compañero de cuarto, pero tal vez no sea tan funcional para formar un proyecto llamado “familia”.

Y qué pasará con las familias de “los tuyos, los míos y los nuestros” …¿de a cómo nos toca?

¿Qué incómodo es el tema del dinero, verdad?

Mi invitación al final de estas líneas es recordarte y que tengas muy presente que el dinero es tan sólo un medio para adquirir aquellas cosas que nos generen satisfacción. Si la administración de este medio nos está llevando a vivir una situación donde se pierda un derecho tan elemental como es la libertad, entonces tal vez sea el momento de reflexionar y decidir si quiero ser jugador activo o pasivo en la economía de la pareja.

Por favor, hazme llegar tus comentarios a mi correo: adolfo.vargas@av-asesoria.com

¡Ah! y recuerda, “la lana viene y va… pero porque tú la dejas escapar”.

¡Hasta la siguiente colaboración!