Tuvieron que pasar 14 meses de la nueva administración estatal morenista para que, por fin, las autoridades de seguridad tengan el valor para salir a reconocer lo que ya es dominio público: Campeche está perdiendo la batalla contra el crimen organizado.

Hace apenas unos días, el fiscal general, Renato Sales Heredia, admitió que el uso de armas de fuego para la comisión de delitos en la entidad iba en aumento, porque las armas que entran al país desde Estados Unidos y desde Guatemala también llegan a Campeche.

En tanto que ayer, el subsecrertario de Protección y Seguridad Ciudadana, Julio Luna Carballo, reconoció que la entidad ya es una zona caliente, un foco rojo por cuyo territorio se trafican drogas, armas y personas.

Y no es que sea necesario que un funcionario público nos lo venga a decir; los campechanos lo vemos en las calles todos los días: un ejecutado aquí, una narcomanta allá, una narcoavioneta por acullá, y camiones repletos de indocumentados por todas las carreteras estatales como si no hubiera ningún tipo de vigilancia.

Luna Carballo, el subsecretario, pues la titular de la SPSC, Marcela Muñoz Martínez despues de tanta actividad en los medios al inicio de su gestión se ha alejado de ellas ante las fuertes críticas recibidas, dijo que una de esas zonas calientes es el municipio de El Carmen, y justificó alegando que es un “territorio complicado” debido a que tiene “acceso al mar, tierra y laguna”.

Pero no es el único foco rojo de la entidad. Hasta hace poco considerábamos a El Carmen y a Candelaria como el corredor del crimen, pero eso ya quedó en el pasado. Ahora existen evidencias de la operatividad del crimen organizado prácticamente en todos los municipios de la entidad y hasta en la ciudad capital, a donde se ejecutan entre bandas rivales a plena luz del día y en las avenidas más transitadas.

Wilmer Delgado.

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