Por muy inteligente que sea el ser humano, no se puede comparar con la sabiduría de Dios, y esa es a la que hay que aspirar y pedir, expuso el Obispo de Campeche, José Francisco González González, en la misa con motivo del Paseo por Mar del Cristo Negro de San Román.

En la homilía de la misa oficiada en la Concha Acústica ante un centenar de feligreses, Monseñor contó la conversión del apóstol Pablo (que antes se llamaba Saulo de Tarso), una figura que persiguió a la Iglesia en sus inicios, pero que cuando entendió lo que debía de hacer, por medio de la sabiduría espiritual, predicó a Cristo el crucificado.

“Pablo entendió que no debería anunciar a Cristo con la sabiduría humana, como si fuera un rockstar, como si fuera un influencer, con un pensamiento pegador, sino que debía anunciar a Cristo crucificado, predicarlo sometido con los clavos en la cruz. Pablo entendió que no debería predicar un Cristo según el pensamiento humano, sino según la sabiduría de Dios”, detalló.

“¿Cómo vamos a entender las cosas del cielo si estamos llenos de fragilidad, en un cuerpo de barro? Nosotros como seres humanos somos cortos de mente, de mirada. Tenemos mirada miope. La sabiduría de Dios sobrepasa mucho la sabiduría terrenal”, acotó.

Continuó diciendo que, por esa razón, en la Iglesia se hablan de los Misterios, porque Misterio significa que uno se sumerja en la humildad para que dejar que Dios nos eleve, para que se revele y manifieste sus dones y los planes que tiene sobre uno.

“Pablo, cuando recibió la luz de Dios, entendió que no era como él pensaba, sino como Dios quería. Pero el seguimiento de Jesús significa padecer; lo que redime al mundo es el sufrimiento impregnado de amor”, remarcó.

“Esa es la sabiduría que nos transmite la imagen del Cristo Negro, nos ha bendecido y seguirá bendiciendo a esta ciudad de Campeche. Pidamos a Dios por nuestros enfermos, nuestras instituciones, nuestra Iglesia, para que podamos entender y amar su palabra, para alcanzar la sabiduría que por nosotros mismos no pudiéramos encontrar”, concluyó Monseñor.

Redacción.

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