¿Existe una ciencia del selfie? ¿Hay una manera de saber, sin posible margen de error, si la foto que te acabas de hacer antes de salir esta noche a r-e-v-e-n-t-a-r vale de verdad la pena? Un estudiante de doctorado de Standford opina que sí, así que no seremos nosotros quienes le llevemos la contraria. Andrej Karpathy está entrenando en este preciso instante a una IA para conectarse a sí misma a una base de datos de dos millones de selfies (y es posible que un buen 60% pertenezcan a Cristiano Ronaldo): su objetivo es lograr que incorpore 140 millones de parámetros a una red neuronal convolucional para, de alguna manera, poder discernir entre Selfies Yay y Selfies Nay. Lo han explicado en Gizmodo.

En las inmortales palabras de Marty McFly: “‘¡En cristiano, Doc!”. Las redes neuronales convolucionales, o ConNets, son especialmente efectivas para la clasificación de imágenes. Una vez tiene unos parámetros dados, la ConNet puede puntuar cualquier foto atendiendo a los mismos. Es posible que hayas oído hablar del tema, pues hace poco se hicieron famosas gracias a su capacidad para soñar. Imagínate que soñasen la selfie perfecta. Imagínate que fuera tuya.

Las posibilidades que tienes de que eso ocurra están en los likes. La ConNet accede a todas las imágenes que hayan sido subidas a redes sociales con el hashtag #selfie, después filtra solamente aquellas en las que aparezca un solo rostro humano y, por último, se centra en sus interacciones. Si ha tenido muchas estrellas, corazones o pulgares hacia arriba, la máquina considera que ha sido exitosa. Entonces la descompone en miles de capas de formas y colores. Esas son las líneas maestras de una buena selfie: si tu autofoto se ajusta a ellas, felicidades. Si no, inténtalo otra vez.

Por supuesto, estamos hablando de algo muy subjetivo. Uno de los primeros descubrimientos de Karpathy es que las mujeres (especialmente, aquellas con pelo largo) obtienen una cantidad muchísimo mayor de megustas, luego tendrás más posibilidades de pasar el test de la ConNet si eres una de ellas. Injusto, ¿verdad? El mundo del narcisismo 2.0 es cruel y competitivo. Nosotros no lo hemos inventado, ni la inteligencia artificial tampoco. Somos meros testigos.

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