La actividad turística en los últimos años ha sido tema de grandes debates y controversias derivadas de la falta de comprensión del papel que juega en la economía de Campeche, así como por la frivolidad de la manera como se percibe por la generalidad de la gente, aún hablando de funcionarios, empresarios y académicos.  Ya no es cuestión nada más de cifras, al fin y al cabo el papel aguanta todo, existe una problemática de fondo que conforme pasa el tiempo se vuelve más aguda y que puede provocar un colapso de la actividad turística estatal y el avance que tiene hasta el momento pudiera verse reducido como la espuma.

El tema del turismo se ha querido ver como la panacea que resolverá todos los problemas económicos de Campeche, incluso se ve como el futuro después del petróleo, pero la verdad no existe claridad de su beneficio y aprovechamiento ya que carece de un sustento estructural como actividad económica, no cuenta con una articulación real lo que nos acerca a una afirmación ¡El turismo en Campeche está sostenido con alfileres!

En los últimos años los actores del sector turístico se han incrementado de manera exponencial, cada día más gente ha apostado a esta actividad, ya sea invirtiendo su capital o empleándose dentro de las empresas del ramo. Muchas instituciones de gobierno a los tres niveles tienen áreas con programas e inversiones en infraestructura turística bajo pretexto de atraer un mayor número de visitantes a la entidad. Podemos decir que hemos vivido una época de opulencia que nunca se había tenido en materia de inversión y recursos destinados al turismo. Las dependencias directamente relacionadas, aunque siempre digan que no tienen dinero, reciben presupuestos mayores a los que jamás se habían destinado a la industria sin chimeneas.

Cada día hay más cuartos de hotel de todas categorías y en toda la geografía estatal, más restaurantes y servicios de atención al visitante, agencias operadoras, transportistas, guías turísticos, escuelas que abren licenciaturas, maestrías y especialidades que se relacionan a las actividades turísticas, por ende existe un mayor número de jóvenes y no tan jóvenes que se preparan para participar en este sector por lo que se espera mucho de sus resultados. Se han mejorado sustancialmente las comunicaciones aéreas y terrestres, incluso, tenemos espacios para congresos y convenciones que lamentablemente en este momento son elefantes blancos con casi nula utilización. Todo esto significa una gran cantidad de recursos financieros, bienes de capital y humanos invertidos bajo la única esperanza de que finalmente Campeche despunte como potencia turística en el plano nacional e internacional.

A nadie queda duda que contamos con los activos necesarios para competir como destino turístico, tenemos historia y cultura que está plasmada en los vestigios arqueológicos que heredamos de la gran Civilización Maya, los campechanos de otros tiempos nos dejaron huella de su glorioso paso por el devenir histórico de la región y que hoy se nos presenta en su arquitectura en la ciudad de San Francisco de Campeche, conservada en gran forma y sus fortificaciones que dan cuenta de su importancia en el contexto de su importancia en siglos pasados. Así también, en sus pequeñas poblaciones del interior en cada rincón hay testimoniales de lo que pasó en esta gran región, y que tiene consecuencia también en sus manifestaciones  culturales que prevalecen hasta nuestros tiempos, plasmados en festividades, tradiciones, fervor religioso, gastronomía y la variedad del arte popular que aún manufacturan los campechanos de estos tiempos. Si sumamos a todo esto nuestras maravillas naturales como lo es la exuberante biodiversidad de Calakmul, las reservas naturales de otros rincones del estado, los Petenes, la regiones lagunares y humedales, así como la belleza de sus costas, entendemos perfectamente por qué todo aquel que conoce Campeche se maravilla de toda esta riqueza de escenarios y vivencias. Podemos sentirnos privilegiados y orgullosos de Campeche, y sí, podemos sentirnos seguros de que tenemos con qué competir en materia turística.

¿Entonces? Si tenemos atractivos turísticos, inversiones en infraestructura para la atención de visitantes, recursos financieros y humanos ¿Por qué no somos una potencia turística? ¿Por qué no tenemos clara nuestra participación en el mercado turístico nacional e internacional? ¿Cuál es nuestro rumbo? ¿Cuáles son nuestras metas? Se viaja por todo el mundo promoviendo Campeche, se asiste a un gran número de ferias turísticas nacionales e internacionales, se gasta una cantidad importante de recursos en publicidad de todo tipo y a veces se hace algo de relaciones públicas, pero, nunca nos preguntamos ¿Qué quiere el turista en estos tiempos? ¿Estamos enfocándonos a los mercados correctos? ¿Qué productos les estamos ofertando? ¿Por qué no es efectiva nuestra comercialización?

Carecemos de la articulación necesaria en el sector turístico, no contamos con un plan rector de la actividad con objetivos claros y acciones concretas, con metas cuantificables, con una visión para el desarrollo del turismo y un enfoque de mercado para la realización de productos turísticos que se puedan comercializar exitosamente. Carecemos de un marco legal que dé seguridad a la inversión y que pongan en claro cuáles son las reglas del juego en el estado y sus municipios. Y no tenemos políticas públicas que apoyen el desarrollo de la actividad turística para fijar la manera como se generarán los beneficios en el ámbito de lo local en apoyo a las poblaciones donde se encuentran los atractivos turísticos. Mientras todas las acciones sigan estando a ciegas, lo único que propiciamos es la especulación, incertidumbre y pérdidas. Por ello debemos potencializar nuestros recursos turísticos, ponerlos en valor y generar oportunidades factibles a nuestras empresas, emprendedores, estudiantes, empleados y todos aquellos que le están apostando al turismo.

Campeche cuenta con los atractivos turísticos e infraestructura necesarios para posicionarse como un destino turístico de clase mundial; solo debemos impulsar una gestión de destino que sea inteligente, innovadora y competitiva, y fijarnos que no basta con inundarnos de visitantes, éstos deben generar riqueza y bienestar a la población con un crecimiento sostenido y sustentable para tener el turismo que necesitamos.