El chavito que se pasó de listo
¡Aguas con este morrillo, banda! Un chamaco de 16 años le sacó 72,000 euros a Amazon con una movida más ingeniosa que copiar en un examen. El escuincle encontró un agujero en el sistema de devoluciones más grande que el bache de tu colonia.
La jugada del chavito era más simple que hacer un huevo estrellado: pedía productos por Amazon y luego se hacía el occiso diciendo que los paquetes llegaban vacíos. Amazon, por no hacer tanto show, prefería soltar la feria que investigar cada caso.
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Del tianguis digital al negociazo
El morro, más avispado que vendedor de tortas afuera del metro, empezó a ofrecer sus servicios en redes sociales como si fuera una taquería con servicio a domicilio. Cobraba una comisión por cada devolución, y pedía el pago en cryptomonedas o efectivo, más discreto que una mordida a un tránsito.
La cosa se puso tan seria que cuando lo cacharon, el daño ya andaba por los 82,000 euros, con Amazon reclamando 72,000. El chavito había armado un negocio más próspero que puesto de tacos en viernes por la noche.
La ley le cayó como balde de agua fría
Todo se fue al traste cuando alguien lo quemó en la comandancia de Lyon, más rápido que chisme de vecindad. Y no solo él se llevó su estate quieto – también su jefa se vio envuelta en el show, como cuando tu mamá te acompañaba a la dirección de la escuela.
El juez les puso una calentadita a los dos: al morro le dieron 5 meses de cárcel suspendida (como cuando te castigan pero puedes salir al recreo), y a la mamá 6 meses más una multota de 2,500 euros. Además, la señora tiene que pagar los 72,000 euros que se embolsó su chilpayate.
La mama también la regó
La jefa del morro la regó más que cuando dejas la ropa en la lavadora todo el día. El juez dijo que cómo no se dio cuenta que su hijo andaba comprando ropa de marca y hasta una scooter eléctrica de 2,000 euros. ¡Ni que fuera hijo de político!
Conclusión
Esta historia nos enseña que hay que estar más alertas que cajero en quincena con las travesuras digitales de los chavos. Y también que las empresas grandes como Amazon necesitan ponerse más truchas con sus sistemas de devolución, o cualquier morrillo más listo que el hambre les puede hacer un boquete en la cartera.
La neta es que este caso está más entretenido que telenovela de las 9, pero también nos recuerda que lo fácil no siempre es lo correcto. Así que ya saben, banda, mejor ganarse el pan con el sudor de la frente que acabar en el bote por pasarse de listos.
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Anabel Hernández es periodista especializada en hechos insólitos, curiosidades de la vida cotidiana y esas historias que vale la pena contar para entender lo que sucede en el mundo. Apasionada por las tendencias virales, los fenómenos sociales y los relatos que sorprenden, explora con mirada crítica y sentido humano lo extraordinario dentro de lo común. En Expreso Campeche, comparte esas notas que despiertan conversación, con un estilo ágil, cercano y lleno de curiosidad.
