José Fuentes
En medio de una procesión vehemente, llena de sentimientos, euforia, emoción, plegarias, vítores, aplausos, música y una fe que se desbordó nuevamente en los corazones y por las calles de la Isla, ayer la sagrada imagen de Nuestra Señora del Carmen fue venerada por más de siete mil fieles católicos que la acompañaron en su tradicional Paseo por Tierra, que la llevó a bendecir hogares y familias a su paso por las principales calles de la ciudad camino a la eucaristía concelebrada en el Polideportivo de la Universidad Autónoma del Carmen.
Una vez más, por segundo domingo consecutivo, la celebración de las fiestas julianas se centraron en la sagrada imagen y nuevamente, según funcionarios de Protección Civil, se rebasaron las expectativas de asistencia a la procesión y misa programada, evento que reunió a más de siete mil personas que se comportaron a la altura, al registrarse saldo blanco en una de las concentraciones en movimiento más grandes de la feria.
La fe y el amor a la Virgen María, en su vocación de Nuestra Señora del Carmen, movieron a miles que retaron a los candentes rayos de sol, pero que nunca mermaron el ánimo, la alegría y muestras de cariño de hombres y mujeres de todas las edades, lo mismo a pie, en sillas de ruedas, o bicicleta.
Desde las 07: 15 horas, la venerada imagen salió nuevamente del Santuario Mariano Diocesano acompañada de cientos de personas que escucharon la misa de las 6:00 horas y en una larga columna, en peregrinación, avanzaron sobre las calles 28, 35, 35”A”, 56 y Avenida Concordia, para llegar al Polideportivo del Campus II de la Universidad Autónoma del Carmen (Unacar).
Los cantos religiosos motivaban a la gente a cantar y bailar durante el trayecto de casi dos horas de la primera parte del recorrido, en la que la imagen tenía que sortear el cableado de la ciudad y pasacalles de banderolas a su paso. Las fachadas de las casas y comercios lucían impecables y adornados con globos, en su mayoría amarillos y blancos como la bandera del Vaticano; además de pequeños altares con imágenes sagradas y arreglos florales.
En punto de las 09:00 horas inició la eucaristía, encabezada por el presbítero Álvaro Barrera Pinzón, vocero oficial de la Diócesis de Campeche, y quien ofició con la representación del obispo, Ramón Castro Castro, ante un estadio abarrotado en sus gradas y en el terreno de juego, donde las cientos de sombrillas formaban un mosaico multicolor de fe.
Al centro, la sagrada imagen, custodiada por los estandartes de gremios locales y foráneos, entre los que destacan de los locatarios de la Plaza de Artesanías, de las Voluntarias Juventinas, familias carmelitas y de fieles católicos de Santa María Chigmecatitlán de Puebla, entre otros.
Ante de reiniciar su peregrinación de regreso a su templo, decenas de personas, con lágrimas en los ojos, se postraron a los pies de la virgen para agradecer los milagros concedidos, entre ellos pacientes que salvaron la vida luego de padecer enfermedades mortales; otros para pedir su bendición, unas más para tomarse fotografías, escenas que contrastaban con la algarabía de cantos y vivas.