Independientemente de si trabajan bien o mal, los legisladores federales campechanos carecen de un elemento fundamental en su labor política: sensibilidad.
El fin de semana, cuando se supo que todos los integrantes del Congreso de la Unión recibieron un bono extra, aparte de su dieta mensual, de su jugoso aguinaldo, de sus recursos de gestión social y de otras partidas presupuestales, llegó el colmo y el hastío ciudadano, sobre todo luego de que se aprobara un incremento al salario de los trabajadores de menos de tres pesos.
Ante este panorama, si de por sí los políticos son vistos como los peores saqueadores del país, como símbolo de la corrupción y, sobre todo, de vivir bien sin trabajar mucho, con una vida de lujos y de viajes, no queda más que lanzar el tan vilipendiado mensaje antiprivatizador de la senadora Layda Elena Sansores Sanromán.
Si hablamos de que los legislarores son los representantes populares, que en teoría representan a los campechanos en las actividades legislativas, si fueron electos con votos de los ciudadanos, ¿por qué pareciera que ahora trabajan en su contra? Aprueban más impuestos, imponen IVA en temas sensibles para la población, sobre todo para la más vulnerable, y encima de todo eso se dan una vida de lujos y de reyes.
Ante ello no queda más que insistir en que el actual sistema político está desgastado, que genera más bien políticos corruptos que verdaderos representantes populares, que crea personas que les importa muy poco la gente y en cambio hacen todo y de todo para seguir eternizando ese sistema que no beneficia a nadie más que a ellos.
Aquí el problema es que son ellos quienes hacen las leyes, quienes las modifican, las reforman, las refundan. Si sólo está en sus manos ¿Qué posibilidades tenemos de que esto cambie?, ¿dónde está eso de que el poder reside en el pueblo?, ¿Cuál es el verdadero avance de la tan aclamada democracia mexicana?
Hoy en día la realidad es esta y no hay más: un gobierno que viven en la opulencia mientras sus gobernados están en una penosa miseria.
TUMBABURROS
Lerma (Sust. propio). Comunidad porteña al Suroeste de la ciudad de Campeche cuyos habitantes respiran nada menos y nada más que 19 millones de toneladas de sustancias químicas que emite al año la termioeléctrica de la CFE.
Alcohol (Sust. muy común). Dícese de un compuesto químico que, destilado, se vuelve una apetitosa bebida, pero cuando se mezcla con la conducción de un vehículo se transforma en un grave riesgo. Sustancia que en esta temporada está muy de moda y, por lo mismo, los accidentes a la orden del día.
Congeladora (Sust. común). Se conoce así a un aparato eléctrico refrigerante para conservar los alimentos, pero que en el Congreso del Estado caben hasta cientos y cientos de hojas de propuestas que, al partido mayoritario, no le interesa o conviene discutir por el momento y que ahí siguen bien guardaditas.