Los estados conservadores de Texas, Idaho y Tennessee comenzaron a implementar leyes que prohíben casi por completo el aborto y, en algunos casos, establecen castigos de hasta cadena perpetua para los doctores que lo practican.
Se trata de un nuevo paso en la guerra contra el aborto que se libra a nivel estatal desde que el Tribunal Supremo de EU retiró en junio las protecciones federales a ese derecho, lo que ya ha dejado a más de 20.9 millones de mujeres en edad reproductiva sin acceso a ese procedimiento en todo el país.
Las nuevas leyes no cambian la realidad sobre el terreno en Texas, Idaho y Tennessee, que ya prohibían el aborto a las seis semanas de embarazo y donde las clínicas dejaron de prestar esos servicios tras el fallo del Tribunal Supremo.
Sin embargo, sí establecen o aumentan las multas y penas de cárcel para el personal médico, en un intento por intimidarlo, según las organizaciones defensoras del aborto.
El estado de Texas tiene actualmente en vigor tres leyes que prohíben el aborto: la que empezó a implementarse desde ayer, otra que data de 1925 y la que prohibía el aborto hasta las seis semanas de embarazo y que entró en vigor en septiembre de 2021, antes de que el Tribunal Supremo revocara el fallo “Roe contra Wade” desde el año de 1973.
Detrás de la telaraña legal, la única excepción que queda es para los casos en los que la vida de la madre corra peligro.
De los 50 estados de EU, 16 tienen restricciones al aborto, y de estos se ha eliminado el acceso por completo en 9.
Agencias.