LO QUE DIJO. Al menos siete de las 10 propuestas que planteó el presidente, Enrique Peña Nieto, dependen del Poder Legislativo. El poder en que desde hace dos años se ha centrado la atención política del país. Tras la aprobación de una piñata de reformas, el poder ejecutivo le devuelve al legislativo el centro de atención.

Ninguna de las iniciativas prosperará si de nuevo no se vuelve a convocar a otro capítulo de Pacto México, que ahora estará matizada por los cánticos electorales en los que  los partidos políticos evitarán perder el tino. ¿Se avanzará? Posiblemente sí. Pero el proceso legislativo será tan lento que se volverá invisible. ¿Es el camino? Difícilmente alguien lo pueda asegurar cuando no se tiene claridad de cuál es el punto de salida y no hay en el horizonte el punto final.

¿Qué puede hacer el gobierno federal? Desencapsularse. El ánimo de la sociedad no pasa, ni ha pasado nunca,  por el congreso federal ni por el Senado, allí se aprobaron leyes que no llegaron a la base. La respuesta no está en concebir nuevas leyes, está en aplicarlas en consonancia a la nueva realidad que envuelve el país. El intocable gabinete federal tiene que salir de las oficinas, salones y declaraciones bajo techo, si quieren ayudar e impulsar el proyecto de Peña Nieto. Porque mientras que ellos están en la sombra, la sociedad está en la calle bajo el sol.

REACCIÓN. ¿Las calles en Campeche están en su peor momento? No, por mucho no. Han estado peor y nadie ha movido un dedo, ni los ciudadanos ni las autoridades. Ocurre ahora cuando se construyen, como nunca antes, más arterias de concreto hidráulico, ahora que se sigue construyendo el sistema de drenaje más importante que en cualquier otra ciudad del país. El hartazgo de los ciudadanos que los motiva a cerrar calles y avenidas se manifiesta a días de que en el Estado se tomen políticamente decisiones importantes.

Cuando hace unos días Peña Nieto dijo que “hay intentos para desestabilizar al país” no se refería a los 11 anarquistas, ni siquiera a MVS, se refirió, para quienes supieron leerlo, a los que impulsan desde atrás y apoyan para enviar mensajes a la cúpula que está gobernando el país con nuevas reglas, creando nuevos círculos de poder. Ahí radica el problema, en el centro del país no solo están marginando a los que históricamente han movido las cuerdas, si no que los han desplazados para crear y fortalecer nuevos grupos de poder.

De regreso a Campeche, es difícil creer en la espontaneidad, nada se mueve en este Estado por voluntad propia de uno o de 100 ciudadanos. No y cien veces no. Hay intereses que se intentan defender a toda costa. Hay personas satisfechas con que al gobernador,  Ortega Bernés y a la alcaldesa, Ana Martha Escalante les vaya mal. Justo ahora, en la recta final.

Ninguna familia saca sus muebles a la calle a exponerlos a que se rompan, no los muebles de su casa, no los de su familia, salvo tenga la garantía de que tendrá unos mejores.

La cadena por desacreditar lo que se ha hecho ha comenzado. El movimiento ha sacado las “Guillotinas” y las tienen afiladas en una cruzada donde nadie saldrá ganando. Nadie. Increíble que cuando el partido que gobierna llame a la conciliación nacional, aquí se promueva el linchamiento político.

No, no ha sido espontaneo. Han sido promovidos los episodios en el que tres personas, en un lugar donde habían 80, reclamaron al diputado, José Bravo. Los muebles en la calle y los costales de arena. Con el sacrificio que una familia obtiene sus recursos para mejorar su vivienda, ¿quién va a tirarlo a las calles? En Campeche ha costado trabajo hasta escribir una cartulina para manifestarse, cuanto menos exponer bienes materiales personales.

No hay manera de justificar lo injustificable, a pesar de lo que se ha hecho, falta mucho por construir, por reparar, por terminar, por hacer. Pero si realmente lo que los ciudadanos tienen es hartazgo, esperemos esas muestras de indignación en la próxima contienda, contemos las veces que un candidato de cualquier partido será expulsado de una colonia, o encarado en un recorrido.

Contemos las veces que interrumpan un discurso, a un candidato del PAN, del PRI o de la izquierda. Revisemos si el hartazgo es en contra de la política, los políticos, los partidos, el sistema ineficiente de gobierno, o en contra de las aspiraciones de un candidato(a) o de las rendiciones de cuenta de una administración.

Vamos a ver cuántas piñatas hacen con la cara de un de un político para que una familia o una colonia la tunda a palos. Sigamos de cerca a ver la figura de quién es quemada en el parque principal. ¿Verdad que no? Entonces que en Campeche no se hable de hartazgo. Hablemos de intereses que eso son los que mueven a la clase política y a los ciudadanos.

¿Movimientos espontáneos? A otros con ese cuento. Hay quienes quieren ver todo convertido en cenizas y polvo para que sea mas fácil, como el Fenix, levantar  el vuelo.