Adolfo-Vargas-Espínola

Es muy interesante ver el comportamiento de la gente cuando entra a una tienda y de repente voltea y dice con alegría: “¡mira está en oferta!” o, mejor aún, “¿ya viste? ¡está en descuento!”.  Es casi como cuando se rompe una piñata y ver cómo los niños saltan a agarrar lo que cae del contenido sin poner atención a lo que es: la cosa es aprovechar la oportunidad del momento.

Una práctica muy sana de las finanzas personales es buscar las ofertas y oportunidades que hay en el mercado para poder aprovechar mejor nuestros recursos, o como dicen por ahí “pa que rinda más el gasto”. Pero eso no significa que cada oferta, o “aparente oferta” que veamos, sea para nosotros, y que por lo tanto debamos consumir.

A veces me pregunto que si hubiera un letrero en la tienda que dijera: Solo hoy, 50% de descuento en todas las cachetadas… ¿cuánta gente se iría a formar?     

Traigo este tema a colación porque ya viene ‘El Buen Fin’, que según la misma página de internet dice “está lleno de sorpresas y las mejores ofertas”. De que esas ofertas sean o no verdad ya se encargará Profeco, pero lo que a este textoservidor le interesa es que antes de que te formes en la cola de las cachetadas te preguntes: ¿En verdad esta oferta es para mí?

Si tienes dudas para responder si la oferta del bien o servicio que te presentan es válida para ti, toma en cuenta estos puntos y tal vez tengas más claro el panorama:

1. ¿Tienes dinero para pagarlo? Como dicen por ahí “¿con qué ojos divino tuerto?”

2. Lo que está en oferta, ¿lo necesitas? ¡Ojo! comprar por impulso o por capricho solo hace que te llenes de cosas que no necesitas.

3. ¿Tienes dinero para pagarlo?… sí, pregúntatelo dos veces. Seguramente para este momento ya pensaste en usar crédito como un recurso para adquirirlo. De ser así solo ten cuidado en que puedas pagarlo. Recuerda el crédito se usa siempre y cuando estés seguro de que puedes liquidarlo al vencimiento.

4. ¡Ah! Y si como último recurso para satisfacer esa terrible necesidad de consumir estás pensando en diferir el pago en meses sin intereses, ten en consideración la duración del bien contra el tiempo en que lo pagarás. Comento esto por si Santa Claus, los reyes magos o alguien más quiere comprar juguetes a 18 meses sin intereses, y para cuando llegue la Navidad del siguiente año ahí los veré pagando el nuevo gasto y el anterior.

Volviendo al punto inicial, aprovechar las oportunidades y ofertas que hay en el mercado es una práctica muy buena para tus finanzas, pero a su vez puede hacerte daño si antes no te cuestionas si la oferta es realmente
para ti.

Si tienes dudas o comentarios, por favor házmelos llegar a mi correo, que con gusto las responderé. Y si te sirvió esta información, por favor compártela.

¡Ah!… y recuerda, la lana viene y va, pero porque tú la dejas escapar.

¡Hasta la siguiente colaboración!

Adolfo Vargas
Divulgador de la economía.
Especialista en educación financiera, seguros y retiro.
@av_campeche
adolfo.vargas@av-asesoria.com