Juan Pablo Delgado Berman
Para muchos, vivir de la música es un sueño casi inalcanzable con el que viven sus vidas. Para Eligio Fuentes Rosado, no.
Con 31 años de edad, Eligio ha logrado un sueño que muchos quisieran vivir: dirigir la Orquesta Sinfónica de Campeche (Oscam), la cual, pasó en un par de años de ofrecer conciertos a casi el mismo auditorio, a tener actualmente llenos totales en cada una de sus presentaciones.
Pero nada de lo hasta ahora obtenido ha sido de la noche a la mañana, ya que dentro de la Oscam, Fuentes Rosado ha tenido dos etapas: como director adjunto y como director titular.
“Fue un lento acercamiento” recuerda Eligio, quien la primera vez que fue invitado a dirigir la orquesta, aún realizaba sus estudios en la capital mexicana, hace aproximadamente seis años, y comenzó a visitar la ciudad con más frecuencia.
“A final de 2008 yo venía cada semana o quince días, porque se empezó a incrementar el número de conciertos en esa época en la cual aún no existían las temporadas de presentaciones”, agrega el joven de 31 años de edad.
Concluida su formación académica como director en la ciudad de México, Fuentes Rosado decidió volver a Campeche, lugar en donde junto a la recién creada Secretaría de Cultura, se hizo un proyecto en el cual el eje central era la Oscam.
“De hecho en Campeche empezamos a tener la temporadas de conciertos que nunca habíamos tenido”, comenta Eligio respecto a los cambios que poco a poco empezaron a darse desde su regreso a la ciudad amurallada.
Otra de las cosas que sucedieron cuando tomó la Oscam, fue la enseñanza musical que poco a poco se ha ido dando en los diversos puntos de la geografía estatal. “Más en la ciudad por la cercanía, pero también en Champotón, Calkiní, Hopelchén o Ciudad del Carmen”, agrega Eligio.
Además del aspecto formativo, Fuentes piensa que una orquesta es muy importante para la sociedad debido a diversos motivos que van más allá de lo musical.
“Pareciera que cumple sólo una función que es la de tocar música, pero alrededor de ello hay todo un proceso social que es un tanto complejo” agrega Eligio, quien posteriormente ejemplifica lo anterior.
“Una orquesta sinfónica está formada por mucha gente, estas personas a su vez tienen núcleos de sociedad entre ellos, un músico tiene a su esposa, a sus hijos, hermanos, padres, y éstos a su vez tienen amigos, y se va formando una cultura de la orquesta sinfónica en un primer nivel, de tal manera que mientras más toque una sinfónica va teniendo más
presencia en espacios de la ciudad y del Estado, esta sociedad culturalmusical se va irradiando”.
En resumidas cuentas, agrega Eligio, “el ir a un concierto de la Sinfónica es la culminación de un proceso social y artístico, pero al que más tendríamos que ir es al social, ya que creamos toda una cultura de convivencia, de motivos de discusión de temas diversos, ya que cuando se toca una sinfonía de Brahms también se está tocando la vida de un músico
de un determinado tiempo”.
“Se vuelve tema de conversación, tal vez no a nivel masivo, pero sí hemos tenido el resultado a nivel de redes sociales donde hacemos trivias, la gente discute y opina”.
“Lo peor que te puede pasar como artista es que tocas pero nadie te pela o nadie va y pasa desapercibido, ahora la gente va, opina y dice ‘me gustaría escuchar esto’”, comenta Eligio Fuentes sobre los avances sociales y la importancia de tener una Orquesta Sinfónica en Campeche.
-
Letras para todo gusto
José Landa encabeza Morbo, editorial encargada de publicar autores campechanos y mundiales.
-
Miran los baches con humor
Algunas imágenes hablan por sí mismas, otras, vienen acompañadas de algunos mensajes llenos de sarcasmo y humor.
-
Edificado, demolido y reconstruido
El Baluarte de Santiago fue el último que construyeron los españoles, con lo que prácticamente quedó cerrado el sistema fortificado de la entonces villa de San Francisco de Campeche. Se terminó de con...