
Renato Sales salió a dar la cara. Dijo que el diagnóstico es patético en el tema del secuestro. De 32 estados sólo tres tienen sus unidades consolidadas y operables, mientras diez están en el peor de los casos por la alta incidencia del delito. Los demás, tienen que ponerse las pilas para consolidar esas oficinas que “deben de ayudar a resolver el conflicto, no volverse parte de él”.
La disección de Sales convence precisamente porque demuestra que la seriedad y objetividad de la información está siendo transparente y real y no se está siguiendo un esquema político, de esos que pretenden quedar bien con todos aunque la realidad nos aplaste.
La idea de señalar cómo se recibe una encomienda evita trastornos en el camino de la lucha contra este flagelo tan desgraciado, tan vil, el más deshumanizado de los delitos. Decir la verdad siempre es indispensable para tener confianza, para ganarla y, sobre todo, para demostrar que el compromiso es para dar resultados ya que, al darlos, se queda bien con todos, se enriquece el conocimiento, se consolida el prestigio y se ve que se ganó el sueldo devengado y el presupuesto asignado se usó con esmero y eficiencia.
Sales recordó que son 10 entidades las que concentran 74% de los secuestros: Morelos, Guerrero, Tamaulipas, Michoacán, Tabasco, Durango, Veracruz, Oaxaca, Zacatecas y el Estado de México y al exponerlo demuestra no sólo la urgencia de que todos sepamos qué pasa sino que todos podamos aportar elementos para combatirlo.
Hoy, usted lector y cualquiera en la calle, es susceptible de ser secuestrado porque los parámetros y los intereses de la delincuencia han cambiado al extremo de secuestros por 5 o 10 mil pesos, lo mismo que el “express” por lo que trae uno en la cartera o el saldo de la tarjeta de débito o el monto que pueda sacar uno del cajero por el número de días para vaciar la cuenta. Así de grave.
Leía, no recuerdo donde, una crítica ácida a Sales porque el agravamiento del secuestro se ha dado en este gobierno, pero Renato tomó posesión hace dos meses del encargo y, como todo mundo sabe, lo primero es ver qué se tiene, con qué se cuenta y cómo hacerle y si entró a sacar las castañas al fuego fue porque algo vieron o supieron.
Sin embargo, la presencia de Renato en la primera fila del gobierno federal no ha dado gusto a todos en Campeche. Quienes lo vemos como una persona capaz y eficiente, pero sobre todo su excelente labor en la procuración de justicia local, no podemos dejar de halagar su presencia en esas esferas, pero los intereses políticos locales son perversos.
En la entidad hay una oligarquía que no quiere ver a nadie que no sea de su grupo buscando ser más que lacayo o siervo de sus intereses. Por eso, en Campeche no voltean a ver a los amigos reales del presidente Peña: Aracely Escalante Jasso, directora del INAPAM, cuyos recorridos por el país contrasta con su ausencia en Campeche. Basta leer boletines y notas de prensa para darse cuenta que Doña Chely anda muy movida y logrando acuerdos con los gobiernos de los estados, con las iniciativas privadas de las entidades y promoviendo modificaciones legales a favor de los adultos mayores tomada de la mano de varios gobernadores del país, pero en Campeche Chely no está, ¿será que no es bienvenida, que no se le invita, que no se le acepta, que se le maltrata o sólo que no la quieren inmiscuida en la sucesión?
Queda claro que el gobernador Ortega la tiene en su primera fila de afectos, de hecho al dejar la Comuna carmelita la invitó a sumarse a su gabinete, pero Chely ya tenía apalabrada su inclusión en el de Peña, pero la única certeza es que la ex alcaldesa de Carmen no anda por estas tierras armando sus convenios para los ancianos.
En cambio, Oscar Rodríguez Cabrera, mantiene su bajo perfil, realizando actividades privadas, esperando la oportunidad para reabrir su notaría y aunque algunos lo ven con posibilidades de ser candidato, la realidad es que Oscar no ha dicho esta boca es mía y para muchos su ausencia de la vida pública y política podría significar que no está entre sus planes participar en el 2015, pero, como decían los viejos, en política no entras, te meten; y no te sales, te sacan…
Así que con Chely y Renato en primera fila, los aspirantes locales parecieran los naturales en la aspiración a la gubernatura, pero si ellos no están viendo más allá de sus narices, tendrían un serio descontento de no estar preparados para levantarle el brazo a otro.



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