Raúl Sales Heredia
Palabras Altisonantes
Raúl Sales Heredia
Tiene formación como contador público y se ha desempeñado en diversos campos que van desde la docencia hasta la consultoría financiera, pasando en diversos momentos por el periodismo. Actualmente es vicepresidente de la Fundación Avanza.
@RSalesH

Historias entretejidas

Voces, Viernes 22 agosto, 2014 a las 3:47 pm

Mis pasos resuenan en el silencio de mi barrio tradicional, en las mismas baldosas del patio donde mi abuelo Raúl Sales Guerrero se sentaba en una enorme piedra cilíndrica a ver el mar y a pensar, para después dictarle a dos secretarias al mismo tiempo sobre civil y penal. La misma casa de techos altos y vigas de corazón de zapote donde mi padre Renato Sales Gasque creció viéndolo con admiración, respeto y amor. Hoy, en esta misma casa de un barrio con historia, otro Raúl Sales es padre de otro Renato y un Francisco que juegan en los mismos lugares donde jugó su abuelo, aporrean las mismas puertas que aporreó su abuelo y son más ruidosos pues no están mis tías las Sales para ponerles orden con una mirada inapelable.

En Campeche las historias se tejen día a día y se entretejen con otras historias, algunas nuevas, algunas ancestrales. Historias que no hay que contar pues todo se sabe en esta ciudad, todos conocen de donde vienes, quién eres, que eres. Una ciudad donde la historia de casas y calles se conectan con los arboles genealógicos de la mayoría de sus habitantes, donde te presentan con mil parentescos antes de llegar a tu nombre “Es hijo de Renato y Ana Florencia, hermano de… esposo de… compadre de… primo de… amigo de… compadre de… es Raúl” o te preguntan si conoces a Menganito y sacan cuantas conexiones habidas y por haber hasta que entiendas que tu historia también se entreteje con la de Menganito.

En una ciudad histórica donde en cada paso que das pisas sobre alguna anécdota de esas que las abuelas contaban mientras se mecían sobre la acera al ritmo de las olas y cazaban la brisa que refrescaba la calurosa tarde. Anécdotas salpicadas por pausas de historias que pasaban frente a ellas y salía el “vayabieeeem” como tañido limpio de cortesía.

Las puestas de sol, todas maravillosas, todas distintas como las personas que las vemos y sin embargo, al igual que nosotros es una constante de admiración y los cientos de ocasos vistos seguirán maravillándonos mientras buscamos el mítico rayo verde al igual que hicieron nuestros padres, abuelos, bisabuelos.

En este Campeche en la que exportamos historias al centro del país, donde sus maestros fueron reconocidos, sus juristas, sus poetas, donde el Campechano brillaba por sí mismo, por su conocimiento, por el respeto y entrega a su Nación sí, con “N” mayúscula de Nuestra.

Era aún pequeño pero viví el “CampechePower” de Carpizo McGregor, Rodríguez Barrera, Sales Gasque, donde brillaban por su entrega, capacidad, donde el respeto a su pasado les permitía dejar de lado cualquier tipo de división por la entrega a su tierra en la distancia, en su honestidad ante sí, ante su familia, la academia y por ende ante la historia. Campechanos ilustres que tuve el privilegio de conocer y a uno de ellos, mi padre, amarlo con cada célula de mi ser y admirarlo en todo sentido, al punto de solo querer ser para mis hijos lo que el fue, es y será para mí.

Las historias se entretejen, los nombres se repiten en honor a los que partieron, en honor a su historia que es la nuestra, que será la de nuestros hijos, donde campechanía no debe perderse sino fortalecerse, donde no debería tener cabida la mezquindad, envidia, donde olvidemos el pasado y el verdadero sentido de la política que es generar consenso en busca del bien común. Todo es temporal excepto nuestra  historia entretejida con otras. Depende de nosotros saber que tipo de tejido deseamos y como lo tejemos, será l que se desvanece sin haber aportado nada excepto amargura, traición, deshonestidad y terminará en un  simple y desperdiciado “ah ese” o será ser el puro, el límpido, el respetuoso, el que se recuerda con sonrisas, anécdotas constructivas, divertidas y siempre terminará en lágrimas de añoranza y gratitud irrestricta por dejar que su historia se entretejiera con la nuestra.