Chagui_Santini
En Voz de Chagüi
Chagüi Santini

Conductora de La Merienda, en Telesur. Columnista en Style! Expreso de Campeche

@ChaguiMerienda

Impuntualidad

Voces, Sábado 2 mayo, 2015 a las 3:30 pm

¡¡¡Hola!!!

Siendo campechana, más que el pan de cazón, como decimos tradicionalmente, me enorgullezco de todo lo que tiene mi estado. Sería interminable el mencionar cada una de las cosas hermosas que tenemos aquí y que muchas veces ni disfrutamos o sacamos provecho de estas mismas.

En todo sentido somos un estado muy rico; uno de los factores que nos hace sobresalir de los demás estados es nuestro propio gentilicio, dícese que el campechano es el que se comporta con llaneza y cordialidad, sin imponer distancia en el trato. Es franco, dispuesto para cualquier broma o diversión. Afable, sencillo, que no muestra interés alguno por las ceremonias y formulismos.

Los campechanos somos únicos y nos caracterizamos por muchas cosas, está demás mencionarlas pues ya sabemos cuáles son. Todo se lee muy bien, ¿verdad? Sí, hasta ahorita. Pero he de comentarles que no todo es perfección como debería de ser. Siempre hay un frijol en el arroz o un pelo en la sopa. Llámele como usted quiera. No todo puede ser perfecto en nuestro gentilicio, considerando que el adjetivo que nos estigmatiza de todo lo bonito que se lee en la definición, es que somos impuntuales.

He de decirles -y no es por presumir- pero soy de las excepciones a esta regla. Considero una falta de respeto el asistir a un lugar con retraso en la hora especificada. Si se trata de reunión de amigas ahí si soy parte de la estadística de lo que estoy hablando, sí soy impuntual. No es porque una quiera pero la situación nos obliga. Tengo amigas que ni teniendo el Big Ben (emblemático reloj londinense) en su casa llegan puntuales. Entonces ni modo que una esté solita esperando en el restaurante. Sí lo he hecho, lo confieso… y no es muy agradable que digamos.

La puntualidad no es una práctica que tengamos de manera frecuente, lamentablemente. Y eso lo hemos palpado en cualquier actividad en la que nos veamos envueltos como ciudadanos. Si se está en un acto político, hay que esperar que llegue más gente para que se vea lleno. Si estamos en una actividad de entretenimiento, léase el carnaval, hay que esperar que lleguen las autoridades o que le entreguen el vestido de reina a la señorita que van a coronar para empezar el acto. Si tenemos reunión de trabajo hay que esperar que estén todos los involucrados.

Todas y cada una de las invitaciones que recibamos para una presentación, exhibición de arte, festival de escuela, evento deportivo, político o de lo que fuera, siempre lleva consigo el tener que esperar varios minutos por el ya tan jocoso comentario de la siempre mencionada hora campechana (dícese cuando no empiezan las cosas puntualmente).

¿Hasta cuándo estaremos así? Todo depende de nosotros. Yo los invito a hacer un ejercicio ciudadano, el día que nos citen a un lugar y no empiece puntualmente el acto al cual fuimos invitados, deberíamos de retirarnos. Tengan por seguro que se sentirán incómodos los organizadores cuando se den cuenta que por no empezar a tiempo, su evento no salió como estaba planeado. Hay que dejar de tener consideraciones por personas externas y tomar en cuenta que el público o los invitados son igual de importante que las personas en cuestión.

Cuando se empiecen a tomar estas medidas extremas la situación va a cambiar, hasta pudiéramos llegar a ser los londinenses de la península de tan puntuales que seremos. Soñar no cuesta nada, ¿no creen?

Les mando un beso. Nos leemos el próximo domingo.

Ba-bye!!!