Queda claro que el líder sindical Manuel Bonilla, del ayuntamiento capitalino, no va a dejar pasar un solo error para tratar de sacarle raja política en contra de la autoridad municipal.
Queda claro que la defensa del trabajador no es la misión primera del señor y que su labor ha sido más en contra que a favor del municipio. Eso sí, democrático: le ha hecho lo mismo a Ruelas, a Bety Selem que a Ana Martha.
Las nuevas manifestaciones provocadas, hay que decirlo, por la torpeza de no probar un programa de cómputo días antes de la fecha de pago, ocasionó que una falla injustificable se magnificara y se convirtiera en una nueva escalada de plantón, queja, protesta y hasta groserías.
Desde el frustrado chantaje de los regidores, queda claro que la autoridad municipal tendrá que sortear, además de sus obligaciones y de las enormes piedras en el camino que recibió, con todas las pruebas verídicas y ficticias que sean necesarias para tratar de descarrilar su labor.
Seamos honestos. Los ciudadanos valen poco en este juego de los apetitos políticos porque si se dejase a la alcaldesa concentrarse en sacar del barranco a la administración municipal, pues muchos podrían verla como una sólida aspirante a la gubernatura, sobre todo por el alto porcentaje de votos que logró en su elección.
Hoy, lo que importa es que Ana Martha fracase y que en su fracaso se lleve a la ciudad entre las piernas y con ello el desprecio ciudadanos que le impida tener fortaleza para aspirar a ser candidata a la gubernatura.
Así de sencilla es la ecuación política a la que le apuestan los financieros de Bonilla, quienes sean estos pero que con certeza quieren ser candidatos a la gubernatura que viene.
Lo verdaderamente lamentable es que a 2 años y 8 meses de que termine el gobierno actual, la desesperación de ser candidato de algunos y la soberbia y engreimiento de otros pone a los ciudadanos contra la pared porque las verdaderas necesidades de la capital no se resuelven.
Hay que hacer un ejercicio crítico de la Comuna: no pueden seguir resolviendo problemas con argumentos, pero también es verdad que otros problemas sólo pueden sufragarse con presupuesto y de eso hay ayuno no sólo ahí sino también en el gobierno local. Entonces, ¿a quien recurrimos?
La realidad es que los directores municipales tienen que ponerle más creatividad a su desempeño. El detonante del conflicto de esta semana fue la puesta en operación de un nuevo programa informático de nómina que debió probarse con mucha antelación antes de usarlo porque, así es, los trabajadores esperan su sagrada nómina puntual y completa por lo que la queja es justificable, pero no al extremo que la llevó Bonilla.
En lo personal, he visto los desvelos de Ana Martha para cumplirle a todos, pero también he visto el desprecio con el que algunos directores nos tratan y también que a base de labia han resuelto muchas cosas, pero 100 días después la gente ya no espera.
Ana tendrá que cancelar la concesión con Red Ambiental porque ya se le debe algo así como 20 millones de pesos por dar un servicio que a nadie convence, la Comuna no tiene ingresos sólidos y además de pagar pendientes tiene que cumplir con sus costos de operación diaria: gasolina, energía eléctrica, etc.
Ahí se entra a otro tema escabroso: deuda. Sin embargo, Campeche no puede vivir no haciendo caso a lo que las reglas básicas de economía señalan: primero, debe cobrar por los servicios y elevar estos a la calidad del cobro para que nadie proteste y no exentar a nadie; segundo, endeudarse en lo indispensable: obras y proyectos de beneficio social y nunca para gasto corriente; además, transparencia, saber en qué se gastó cada peso. La alcaldesa es una persona solvente y sus directores deben ser honestos, absolutamente. Así que a esperar y ver qué sigue.
NOMBRAMIENTOS
Tantos campechanos buenos, honestos y capaces y el gobierno federal premia a los peores gobernadores que hemos tenido. La primera pregunta es si sabrán en el Centro la opinión que tenemos de Jorge Carlos y de Tony o realmente lo que menos les importa es eso porque vaya que ambos nos quedaron a deber.
Uno llegó al gobierno en medio de un fraude electoral y se dedicó al atropello y enriquecimiento y el otro a fingir que gobernaba y endeudaron a la entidad sin tener el valor civil de hacerlo público. Ojalá ambos hagan públicas sus declaraciones patrimoniales: sus 50 mil pesos y sus coches viejos y fuercen a Chano Pérez a que haga lo propio. Pena ajena.
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