Associated Press
NUEVA YORK (AP) — Solo un tenista terco como Lleyton Hewitt, menguado por todo un rosario de lesiones, es capaz de mantener la determinación para pelear cinco sets y derribar de un Grand Slam a un oponente mucho más joven y que le supera por 60 puestos en el ránking mundial.
Con 32 años, el australiano se expresa con orgullo cuando cuenta las veces que cirujanos le recomendaron colgar las raquetas desde que en 2008 empezó a sufrir lesiones que precisaron un par de operaciones de cadera y más recientemente con dolencias en el pie.
“Con lo del pie, creo que tuve que verme como con siete u ocho cirujanos distintos en diversas partes del mundo. Por lo menos seis me pidieron que me retirara”, dijo Hewitt, quien el viernes en la noche doblegó en la segunda ronda del Abierto de Estados Unidos por 6-4, 5-7, 3-6, 7-6 (2), 6-1 al argentino Juan Martín Del Potro. “Estoy muy agradecido que pude encontrar a alguien a quien le tuve fe”.
Sólo alguien como Hewitt pudo tener la fortaleza mental y la audacia para plantear una táctica para vencer a Del Potro, quien era considerado como el único jugador fuera de los constantes favoritos (Rafael Nadal, Novak Djokovic, Andy Murray y Roger Federer) capaz de aspirar al título.
Con su gorro volteado atrás, el rostro enrojecido y los gritos de guerra, Hewitt pudo tumbar al argentino luego que parecía derrotado cuando desperdició la oportunidad de sentenciar el segundo set. Del Potro se desmoronó en el desempate del cuarto, en el que el australiano ofreció una cátedra de passing shots que culminaron un plan de ataque en el que fastidió a la “Torre de Tandil” con pelotas bajitas.
A lo largo de 4 horas de combate, Hewitt derrochó el espíritu de lucha que le elevó al número uno del mundo hace más de una década, que le permitió vencer a Pete Sampras en la final del US Opende 2001 y luego a David Nalbandian en la final de Wimbledon al año siguiente.
Hewitt llegó a Nueva York situado en el puesto 66 del escalafón, con derrotas en la primera ronda en cuatro de sus últimas seis presentaciones en las grandes citas.
“No sé cuántos años tengo más en mí. Es la pregunta que siempre se me hace”, dijo Hewitt tras su victoria en el estadio Arthur Ashe, el principal del US Open. “Lo que anima es que poder jugar en una cancha como ésta, me gusta entretener y hace tiempo que no lo hacía”.
“Atesoro cada oportunidad que tengo para salir a jugar, por eso es que sigo por estos momentos”, añadió.
Hewitt es otro integrante del pelotón de jugadores veteranos que se mantiene vigente, superando lesiones, el desafío del tiempo y la potencia de la nueva generación. Es uno de los nueve arriba de 30 años que alcanzaron la tercera ronda del US Open, la mayor cantidad desde 1972.
En cuanto a Del Potro, campeón del US Open de 2009, la eliminación marcó el cierre de una temporada negativa en los Grand Slams. Aunque perdió en una magnífica semifinal de cinco sets ante Djokovic en Wimbledon, el argentino de 24 años se despidió en la tercera ronda de Australia y no participó en Roland Garros por un virus.
“Tampoco es para tanto”, dijo Del Potro, poco fastidiado por la derrota. Jugó con la muñeca izquierda adolorida, un eterno problema. Pero también dejó la imagen que la expectativa de que algún día dará el salto para estar al mismo nivel que los Nadal y Djokovic no está a su alcance.