Lo sucedido ayer en la ciudad de Mérida es una muestra clara de que el patrimonio cultural puede venirse abajo de un momento a otro.
Una casa ubicada en el corazón de la capital yucateca, con alrededor de 400 años de antigüedad, se desplomó cuando unos albañiles hacían un muy tardío esfuerzo por rescatarla. El resultado no sólo fue la pérdida de ese vestigio histórico, sino también dejó a 16 personas lesionadas y no faltó mucho para que costara vidas humanas.
Aquí en Campeche tenemos decenas de casas igual de antiguas y que nunca, o desde hace décadas, no reciben ningún tipo de rehabilitación. Son casas, las más, particulares, cuyos dueños no quieren invertir en su rescate por el alto costo y que tampoco quieren vender y no han buscado compradores.
Y aquí debe de ser donde entren, en un programa integral e inteligente, las autoridades estatales y federales en la materia.
No sólo se trata reedificar lo derribado hace años o décadas, se trata de evitar que más edificios vetustos, históricos, ejemplos de la arquitectura colonial o decimonónica, se desplomen por el abandono, el descuido o el desinterés.
Y nada va a evitar que eso ocurra si el abandono se prolonga durante mucho más tiempo. Existen predios a punto de derumbarse, otros con desplomes parciales, algunos sólo apuntalados por viejas maderas y pilares.
En ellas de nada sirve el relleno y pintadita de sus fachadas. Se requiere de un rescate integral, profundo, desde las bases.
Justo en la ciudad de Mérida acaban de emprender un programa de rescate de casas coloniales y también están haciendo cableado subterráneo. Lo que Campeche hizo hace años.
Pero aún así el riesgo es latente y los campechanos debemos de aprender de esa lección. Ya basta de pleitos entre las dependencias relacionadas con el tema. Si no existen lazos, integraciones, colaboración y sentido común, entonces en ningún área de gobierno se logrará avanzar.
Y en Campeche, tan interesado en su patrimonio, pagará las consecuencias.
TUMBABURROS
Partido (Sust. común). Dícese de una institución política que vive a costa de nuestros impuestos y que se reproducen como los gremlins. Se les asigna un presupuesto para promoverse y luego nos den la espalda a los ciudadanos a la hora de las decisiones importantes.
Acoso (Sust. muuy común). Persecusión sin tregua ni descanso. Llámase cuando maestros que deben educar a nuestros hijos los tratan de seducir para sus bajos instintos y a quienes, muchos casos se han dado, siempre se trata de proteger.
Clonación (Sust.común). Proceso de reproducción artificial. Por extensión aplícase a la duplicación o piratería de tarjetas de crédito con la finalidad de cometer un robo o fraude. Situación que se da en la entidad, por lo que alertan alos tarjetahabientes.