Contador público egresado del ITESM, con estudios en Dirección Hotelera en Cornell University y Finanzas en UC Berkeley; consultor en Turismo y Competitividad Económica; conferencista en foros de México, EUA, Canadá, Centroamérica y Europa; miembro fundador de organizaciones relacionadas al turismo, la cultura y los negocios; ex secretario de Turismo de Campeche
El panorama económico internacional impacta sobremanera en la agenda de lo local y es importante entender qué parte de nuestras capacidades son cualidades para competir y cuáles simplemente son aspiraciones nuestras sin sustento. Hay muchas cosas que quisiéramos desarrollar pero en realidad sólo debemos tomar los elementos que verdaderamente signifiquen tener el peso suficiente para ser piezas clave dentro de las actividades económicas estratégicas y emergentes, así como que tengan una composición de negocio que generen ‘atractividad’ para los mercados globales.
En el corto plazo podríamos vislumbrar un escenario hostil para tener expectativas de crecimiento ante las variables que afectan a la economía nacional, pero la realidad es que la historia nos dice que las mejores oportunidades para que una región, o como es el caso de Campeche, una entidad estatal, se desarrolle, es precisamente cuando todos los competidores se distraen en la volatilidad de momentos inestables y con circunstancias adversas como las actuales. Si esperamos ser exitosos en nuestra tarea, debemos atrevernos a trabajar cuando todos se cruzan de brazos.
Quizá requerimos agregar un elemento fundamental: Planeación Estratégica, algo que por kilos acumulamos, pero que jamás nos tomamos el cuidado de hacerla práctica y eficiente. Necesitamos tener muy claros cuestionamientos como: ¿Con qué contamos? ¿Cuál es nuestro posicionamiento actual con referencia a los demás? ¿Qué variables nos afectan? ¿Qué demandan los mercados? ¿Cuáles son nuestras vedaderas opciones? Todas parecen preguntas fáciles de responder pero tal parece que cuando tenemos al fin las respuestas, nos cambian todas las preguntas.
Tenemos la mala costumbre de navegar en tiempos de tormenta prácticamente a ciegas, solamente improvisando, y eso ya no es posible; nuestra nave ha sido muy noble de no naufragar en tantas tempestades, pero no podemos demandar nos continúe manteniendo a flote por más tiempo sin analizar bien los vientos que nos impulsan y los que nos detienen, definir una trayectoria razonable, achicar el agua y luchar por llegar a un puerto seguro. Bueno, a eso debemos sumarle que es necesario contar con un buen capitán y una tripulación competente. Tal parece que solemos perder la brújula constantemente.
Nuestra posición inicial es muy clara, Campeche ha tenido un nulo crecimiento económico en los últimos años, está en los últimos lugares de la tabla en el registro de las principales variables económicas que señalan el desarrollo y la competitividad de las entidades federativas. ¿Esta ubicación es coherente con nuestro potencial? Creo que sin pecar de “Liberal y heróico patriota” existe un balance desequilibrado de nuestras calificaciones y nuestras cualidades comparativas, pero definitivamente es un hecho que no hemos sabido aprovechar las bondades de nuestra tierra y nuestros tiempos, mucho menos de nuestro principal activo: nuestra gente.
Campeche es una entidad altamente dependiente de los recursos del gobierno federal, así como de las participaciones del petróleo. Hemos cruzado por años de bonanza en cuestiones de liquidez a pesar de que siempre se haya reclamado un trato injusto por parte de la federación, sin embargo, no hemos capitalizado los flujos de recursos que se generaron todo este tiempo y nuestra capacidad de gestión ha sido muy limitada con respecto al peso como entidad petrolera. Esto se ha reflejado en un retraso importante de nuestra infraestructura económica con respecto al resto del país, incluso con respecto a nuestra región.
¿Qué nos falló? Simplemente nunca definimos una visión de largo plazo, ni buscamos una manera de despetrolizar nuestra economía y fortalecer con ello otras actividades económicas. Hoy que los precios del petróleo son bajos y que estamos en la transición de una Reforma Energética de fondo, vivimos el efecto de una especie de resaca con respecto a la embriaguez de recursos que anteriormente circularon sin proyectos estructurados y que debieron orientarse a un desarrollo integral. Nos preocupaba más cuánto le daban a los demás que revisar bien qué haríamos con lo que a nosotros nos competía.
Si observamos la composición de las actividades económicas en las entidades que encabezan las mejores posiciones de competitividad en el país nos podremos dar cuenta que hay un detallito que ninguna de ellas tiene: petróleo. Luego entonces, existen maneras de generar desarrollo sostenible basados en actividades como la transformación y manufacturas, como es el caso de Nuevo León, Jalisco, Estado de México, Puebla, Coahuila y Chihuahua, así también la importancia de la tecnología, como es la manera como la estrategia para emerger seguida por Querétaro.
A nivel nacional la principal fuente de divisas son las manufacturas, principalmente la generada por la industria automotriz donde México es uno de los más fuertes fabricantes de autos y motores. Pero esta no es la única actividad, vale la pena observar que son las inversiones externas, estratégicamente orientadas a las necesidades de los mercados que captan las exportaciones, las que han repercutido favorablemente en dichas entidades. Así podríamos citar otros casos de éxito en la industria alimentaria, farmaceútica y textil, pero todo ello se desarrolló con planeación estratégica, voluntad y mucho trabajo.
No podemos pensar que es momento de que Campeche abandone su condición de Estado petrolero para experimentar dentro de otras actividades de manera aislada, muy por el contrario, estamos justamente en nuestro mejor momento para emerger integralmente. El petróleo toma un papel estratégico para México y el mundo en la captación de inversiones de capital, no obstante sus presiones actuales. Todo ello es parte del escenario de la disputa por los mercados y los territorios para su explotación, y precisamente Campeche sigue siendo un preciado tesoro para todos. Es conveniente definir una estrategia de largo plazo y revisar nuestro papel en la economía nacional e internacional actualmente junto a sus condiciones coyunturales.
Transformar a Campeche significa aprovechar nuestras condiciones actuales y definir estratégicamente la manera como nuestras cualidades comparativas nos harán fortalecernos en otros ámbitos de la economía para generar bienestar y crecer.
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M.A. RRBáez