Francisco López Vargas

Deudas y más…

Voces, Viernes 28 agosto, 2015 a las 2:49 pm

Las deudas públicas de las entidades, cuando son reales y usadas para generar desarrollo, bien pueden justificarse, pero siempre y cuando se ejecute con ese recurso el plan que solventará necesidades básicas urgentes o servirá para generar infraestructura que detone actividades económicas.

Campeche no es excepción y ese espíritu de endeudamiento siempre deberá regirse por calificadoras que sustenten con datos y detalles la viabilidad del mismo y éste venga acompañado del aval del Congreso y la solidez de las políticas públicas que generen lo suficiente para cubrir el costo de la deuda, no sólo participaciones.

La deuda pública en México en 2014, que fue de 483 mil 346 millones de euros, ha crecido 42 mil 920 millones desde 2013 cuando fue de 440 mil 426 millones de euros.

Esta cifra supone que la deuda en 2014 alcanzó el 50,08% del PIB de México, una subida de 3.74 puntos respecto a 2013, en el que la deuda fue el 46,34% del PIB.

Esta ha crecido desde 2004 en términos de deuda global, cuando fue de 253 mil 046 millones de euros y también en porcentaje del PIB, que fue del 40,85%. Lo prudente y correcto es que no sobrepase del 25% del PIB.

El PIB per cápita nacional, en 2014, fue de 8 mil 061 euros, con el que se sitúa en el puesto 69 del ranking mundial y sus habitantes tienen, según este parámetro, un bajo nivel de vida en relación con el resto de los 196 países.

Según el último dato publicado, la deuda per cápita en México en 2014 fue de 4 mil 037 euros por habitante. En 2013, fue de 3 mil 711 euros, luego se ha producido un incremento de la deuda por habitante de 326 euros.

Es interesante mirar atrás para ver que en 2004 la deuda por persona era de 2 mil 387 euros, es decir, 53 mil 762.5 pesos a 18.91 pesos de tipo de cambio.

En el caso de Campeche, se agradece a quienes han sido honestos y han dejado claro cuánto deben y por qué. Sobre ello, el ex gobernador Azar me señaló -lo pueden ver en mi muro de Facebook-, que no incluí que la deuda que dejó su administración de 419 mdp, estaba avalada por el Congreso local y registrada ante la SHCP, e incluía la de los ayuntamientos con Banobras, por tener aval del Gobierno del Estado y sus Participaciones Federales.

Indica que, además, dejó un patrimonio muy superior al endeudamiento en términos de reservas territoriales, la urbanización de Ah-Kim-Pech, la Administración Portuaria Integral y activos en 7 módulos de maquinaria y los ingresos generados por el impuesto del 2 por ciento sobre nóminas. En conjunto, más de 2 mil millones de pesos en activos productivos.

Se preguntó: “¿qué hicieron en materia de transparencia financiera los mentecatos de la “grandeza de Campeche”? Y ¿cuánto fue lo que defraudaron al erario, con todo y guantes blancos?”

Igual pasa cuando se habla de lo que ha llevado a Campeche a ese bache económico del que se habla y del que Fernando Ortega no es responsable único debido a varios factores: el primero, quizá el básico, es que no hizo público cómo recibió de su antecesor y los adeudos que ya tenía. Ya sé que habrá muchas ponderaciones políticas como el financiamiento de la campaña, si salió o no del gobierno local, si hubo o no ese apoyo para aplastar a la oposición y temas relativos. Lo cierto es que, como le pasa a muchos que reciben un gobierno, no salieron a explicar las finanzas públicas al recibir y ni al entregar. Nada oculto.

La segunda: Campeche recibió la mayor cantidad de recursos públicos de su historia en los doce años del panismo. En esos días, los precios del petróleo le sirvieron a los gobierno del PAN para matizar y aminorar sus diferencias con los demás gobiernos de otros partidos. De esos días, sólo logramos algunas carreteras, algunos hospitales, pero no la suficiencia económica que sólo podrá darse si hay diversificación económica.

Y, la tercera -que se vive hoy- que tiene que ver con la economía desde 2008-10 enlazadas la crisis de las hipotecas tóxicas y de la influenza, que no llevaron al país a los niveles de endeudamiento y de aplastamiento económico como el que se padece hoy por la reducción de los precios del petróleo y la devaluación del peso, sumada a la mal planeada reforma hacendaria.

La jauja de 1997 al 2009 sólo se dio para un grupúsculo privilegiado que no termina de disfrutarlo mientras en la entidad se metió un freno al desarrollo agravado ahora con el nuevo gobierno federal priista. Hoy se paga el precio de la carencia de visión, pero sobre todo porque la verdadera deuda ha sido con la economía interna de la entidad.