WILMER DELGADO ROJAS
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Será en cinco días cuando los integrantes del Consejo Coordinador Empresarial de Campeche (CCE) elijan a sus nuevos dirigentes mediante un proceso de votación en el que hay dos planillas registradas.
Y, aunque los juegos de pesos y contrapesos ya iniciaron al interior del organismo empresarial, la presidenta saliente, Esperanza Ortega Azar, dijo que no se trata de una “guerra” y aseguró que el proceso va muy tranquilo, aunque hizo llamados a no caer en las denostaciones y descalificaciones.
Se trata de Beatriz Balmes Arceo, expresidenta de la Cámara Nacional de Comercio (Canaco), y Carlos Gustavo Rodríguez Valle, presidente de la Asociación Ganadera Local, quienes compiten por el control del gremio empresarial de Campeche.
El Consejo Coordinador Empresarial es un organismo representativo y de interlocución de los empresarios. Su objetivo es coordinar las políticas y acciones de organismos empresariales e identificar posiciones estratégicas que contribuyan a mejorar las políticas públicas, que generen crecimiento económico y competitividad.
Originalmente, el CCE surge como una respuesta a la creciente intervención de los gobiernos en la economía y a sus políticas de corte populista.
En Campeche, son estos principios los que históricamente han generado encono y divisiones en ese gremio.
Mientras un grupo ha buscado permanentemente su aplicación estricta, otro ha optado por un acercamiento a los círculos de gobierno que -según opinan sus opositores- ha frenado el desarrollo de la actividad empresarial.
Llegue quien llegue o gane quien gane, el reto que asumirá será enorme: según el Inegi, la economía campechana fue la peor del país durante el año pasado, al registrar una debacle de -4.7 por ciento, arrastrada por la disminución de la actividad petrolera.
Son los mismos dirigentes de las diversas cámaras empresariales las que sistemáticamente han señalado la urgencia de industrializar y desestatizar la economía local, que ha convertido a la entidad en un enorme “compra-vende”, en el que el principal cliente son los gobiernos.
También tendrán que idear la forma de erradicar lo que ellos han llamado la “cultura del miedo a invertir”.