Empezar de nuevo

-Madre Santa, reportero. Me quedé reflexionando lo que me decías el mar­tes y creo que voy a hacer lo que hace mi amigo el arquitecto Jorge: me voy a ir de Campeche porque vaya que he ayudado, apoyado y entregado ayuda, pero las obras y los beneficios no los he visto ni tenido y si eso crees tú, el que llegue me va dejar marginado…. Pensará que me fue de pelos…

-¿Y no es así? Muchos se quejan Manuel y parecen no tener llenadera. Les dan obras, contratos y trabajan como locos y se embolsan jugosas ga­nancias, pero cómo lloran su desgracia mientras construyen, remodelan, fundan nuevas empresas y hasta sus hijos se convierten en empresarios.

-Pues hablarás de los del gobierno porque en la construcción hay uno o dos privilegiados. Las obras no se reparten entre todos. Hay dos o tres su­jetos que deciden y sólo se las dan a sus allegados. A nadie más. Ni pareces periodista. ¿Qué no investigan o ya les llegaron al precio?

-Yo conozco al gobernador, Manuel. No creo que él esté de acuerdo con lo que me estás contando. Él se ha comprometido mucho a que todo se divida entre muchos, ya ves lo de las mochilas y lo de los zapatos.

-Pues una cosa son sus buenos deseos y otra cosa es lo que se hace. Las obras no las sueltan dos o tres que se llevan todo; eso de los útiles y las mochilas provocó un mega conflicto porque una señora muy influyente le quiso quitar al cuñado de un secretario el negocio y en medio quedó otro empresario y su grupo que pagaron los platos rotos. ¿No supiste que el gobernador le dijo que si seguían así él compraba todo directo a los fabri­cantes? Las cosas se complican mucho.

-Ahora sólo falta que me digas que esa leyenda urbana de las comercia­lizadoras es cierta, Manuel.

-Hay cosas peores. Hay algunos funcionarios de empresas descentrali­zadas del gobierno que han dejado actuar a sus subalternos con manga an­cha para hacer jugosos negocios. Te puedo contar de uno que se asoció con su administrador para hacerse de buenos dividendos de su propia oficina.

-Algo tengo que decirte de mi experiencia propia, Manuel. El gober­nador ha expresado delante de mí, en más de una ocasión, que si agarra a alguno de sus colaboradores haciendo sinvergüenzadas lo mete al bote. Y no creo que esté jugando.

-Quizá lo que le pasa al gober es que tiene fe ciega en unos cuántos y no se da cuenta que esos de su confianza son los que están haciendo los negocios y no para él sino para ellos mismos. Saben que su futuro no es promisorio así que están generando patrimonio, reportero. Investiga: casas, coches, remodelaciones, negocios, equipos.

-Esa es una deslealtad enorme, periodista, y en la política como en la vida, la ingratitud es el peor de los defectos y hacer eso sería faltarle a la con­fianza a su jefe, al amigo que los ha hecho brillar porque, estarás de acuerdo que muchos de los que hoy vemos no estarían ahí si no es por el gober.

-Dice un proverbio árabe que la gratitud es una deuda que nunca se salda, pero que siempre hay que abo­narle, Manuel. Quienes no se rigen por la gratitud no merecen respeto ni afecto. Son como las veletas: hoy traicionan a unos, mañana a otros.

-Quizá las consecuencias de eso lo veremos en breve, periodista. ¿No me contaste hace unos días que vienen los cambios? Ojalá se mueva a mucha gente que no ha dado resultados, que sólo ha entorpecido la llegada de em­presas y de inversiones, a gente que nunca ha apoyado ni resuelto sus pendientes, gente que está provocan­do problemas con los constructores, con los comerciantes.

-Yo creo que se desplazará a quie­nes no han dado resultados o han co­metido errores graves. Eso me dice la lógica, Manuel. Sin embargo, también está el tema de hacer crecer a priistas nuevos, de nuevo cuño y de nueva ac­titud porque en el relevo del 2015 no habrá grandes prospectos si no hay gente que crezca, que de resultados. Fernando fue el último gran captador de votos del PRI, hoy no se ve a nadie con ese carisma.

-Dónde dejas a Ana Martha, re­portero. Tú mejor que nadie sabe có­mo ganó el Ayuntamiento y ha visto las diferencias de votos de los demás candidatos. Si alguien me viene a de­cir que el PRI arrasó no puedo dejar de aceptarlo, pero en el análisis hay que ver cómo, cuántos votos, que diferencias porque hubo más de uno del que se esperaba más y si no entran los operadores, nanay de Paraguay.

-Esperemos, hoy no están todos los que son, ni son todos los que es­tán. Ya verás.

-Claro, como te vas de vacaciones.

-Sí y no, también de trabajo, pero nos vemos el martes 25.