Contador público egresado del ITESM, con estudios en Dirección Hotelera en Cornell University y Finanzas en UC Berkeley; consultor en Turismo y Competitividad Económica; conferencista en foros de México, EUA, Canadá, Centroamérica y Europa; miembro fundador de organizaciones relacionadas al turismo, la cultura y los negocios; ex secretario de Turismo de Campeche
Es de llamar la atención la manera como las ideas comienzan a ganar espacio al pesimismo y oscurantismo que crea un ambiente de negatividad que hemos vivido en México los últimos años. Quizá, usted dirá, que no ve la luz ni siquiera en días despejados en este verano anticipado, pero la realidad es que si hacemos un balance tenemos más elementos favorables que adversos.
El país vive un momento privilegiado respecto al caos que prevalece en el entorno mundial; México, a pesar de sus muy serios problemas con respecto a la inseguridad, crimen y desigualdad, está viviendo una etapa propositiva. Verdaderamente es una paradoja, pero si se analiza con detenimiento nos podemos percatar que si emprendemos cuesta arriba, generamos propuestas y acciones positivas en los momentos de mayor complejidad, es precisamente cuando mejores resultados se pueden obtener. Las oportunidades se dan para los que arriesgan y crean, no para los que se lamentan y se cruzan los brazos. La historia registra el éxito de naciones que se levantaron de los escombros y hoy lideran el mundo gracias a su orgullo, trabajo y esfuerzo de su población, pero para ello tuvieron que hacer grandes cambios y tener la voluntad de salir adelante.
Escuchamos de guerras y conflictos armados por donde quiera, nosotros tenemos nuestros propios infiernillos en varios rincones de México, no podemos ser ciegos ante lo que no está bien, ni podemos solapar la injusticia, corrupción, ni desigualdad; sin embargo, estamos viviendo un momento en que desde diferentes esferas de la sociedad se han generado propuestas para resolver problemas añejos pero con visión de futuro, así también hay una mayor participación plural, que, dentro de sus amplias diferencias, han dado paso a soluciones convergentes para que no se detenga la marcha del país. Aún hoy, que vivimos un periodo de competencia en los tiempos de las campañas electorales, existen golpes y rudezas, pero el país sigue funcionando. A veces la memoria colectiva es de muy corto plazo y no nos percatamos que en periodos similares hemos sufrido un gran estancamiento y caído en problemas que desestabilizaron a nuestro país. Son tiempos muy diferentes a aquellos.
Existe mucha desinformación y pareciera que los medios de comunicación y redes sociales los dominan los pesimistas. Es cierto, no hay que pecar de optimismo y debemos ser objetivos ante la crítica, pero también es bueno escuchar todas las voces, entender las diferentes posiciones, entrar en razones y formarnos un criterio propio.
El sensacionalismo, sangre, amarillismo y morbo es un factor volátil y perjudicial si permea subjetivamente en la población. Estamos contaminados por malas experiencias y pensamos que si nos ha ido mal, siempre nos tiene que ir así; existe una gran desconfianza en las autoridades, las instituciones y hasta en las personas. Dicen que “la burra no era arisca, la hicieron”, pero no podemos dejar hacer y dejar pasar sin actuar. Nos hacen falta muchos elementos que servirían para ampliar nuestras percepciones y criterio.
México ha emprendido una carrera reformista que está allanando el camino para que el país entre a un nivel de competencia, inversión y pleno empleo, lo que fortalecerá nuestras capacidades y generará oportunidades a todos los niveles. El gran reto es disminuir la brecha de la desigualdad y la inequidad. Pero para que esto suceda es importante la integración de la sociedad desde sus diferentes esferas de actuación para que se trabaje en ello. Debemos entender que no podemos dejar al gobierno todo, siempre debe existir un contrapeso que le dé congruencia, sensibilidad y medida a la actuación.
El Poder Legislativo debe terminar su tarea para llevar las reformas a sus siguientes niveles, y los ciudadanos debemos estar atentos a su actuación, para que nuestros representantes populares lleven a las máximas tribunas de decisión, el pensar y sentir de la población. Debemos generar sinergias donde no es malo existan intereses, por lo contrario, necesita haber intereses de todo tipo para que cada quien defienda y aporte, y así se construyan escenarios “ganar-ganar”.
El mexicano no está estático, se encuentra en un momento muy creativo y generador de iniciativas de todo tipo, lo importante será canalizar positivamente los esfuerzos y que cada idea tenga cabida a través de estructuras formales para que no se vuelvan simples sueños o se desechen soluciones. Debemos pensar más en: “Nación”, “Patria”, “Pueblo”, “Instituciones”, “Igualdad”, “Educación”, “Justicia”, “Seguridad”, “Equidad”, “Prosperidad”, “Sustentabilidad”, “Cultura”, “Familia” y “Vida”. Elementos deseables en cualquier propuesta y plan a futuro, si lo escuchamos en propuestas y vemos que son sustentadas congruentemente, creo iremos por buen camino. Todos tenemos cómo aportar a estos elementos, cada uno en diferente forma y con diferentes recursos, porque cuando las propuestas llevan un mayor componente de actuación ciudadana, tienen mayor fortaleza y factibilidad de éxito.
Pueden existir diferencias, eso ayuda a enriquecer las ideas, pero es importante no caer en ningún extremo. No importan los colores, siempre que se pinten de beneficio colectivo y oportunidades para nuestra gente, así como de futuro para las siguientes generaciones.
Hemos pasado una era de oscurantismo, la que no nos ha traído nada bueno, son tiempos de renacimiento y mucho trabajo. No todos estamos en la misma posición para comenzar, debemos reconocer precisamente que la desigualdad genera muchos de nuestros problemas, pero a manera como disminuyamos brechas y acortemos caminos, tendremos mayor oportunidad de crecer en todos los sentidos.
Estimado lector: sí, sí soy optimista, tengo una gran confianza en el poder de la colectividad; los tiempos nos dan herramientas que debemos utilizar para el bien común. Hemos pasado momentos muy difíciles de los cuales aprender, pero el México que se nos presenta nos puede dar un panorama que nunca habíamos vivido. Trabajemos cada uno en lo que nos compete y pensemos siempre en el país que queremos para nuestras futuras generaciones. Tenga una seguridad ¡Son tiempos nuevos!