
¡¡Hola!!
Hace días coincidí con algunas mujeres que tenían algo en común: estaban realmente preocupadas y les acongojaba al mismo tiempo la sola idea de tener que ir al salón de belleza. Para los que no tengan conocimiento en este rubro, el ir a un establecimiento de estos puede llevarnos a nosotras las mujeres mínimo dos horas, si bien nos va, con sólo un corte de pelo. Si tenemos que hacernos un tinte, el proceso se alarga. No les quiero contar que si también se nos ocurre hacernos un tratamiento para alaciarlo, mínimo son cuatro horas.
A algunas mujeres les gusta ir a pasar el tiempo al salón porque saben que ahí se desconectan de todo por unas horas. Y ya estando instaladas en el lugar, no puede faltar el ponerse al día con los últimos chismes. No me negarán que cuando una está ahí se entera de todo. Y si una quiere escuchar más de algún tema en específico, se le ocurre de momento hacerse manicure y pedicure para alargar su estadía. No hay que olvidar que en el lapso de tiempo que una está ahí, clientas entran y clientas salen. No todas se quedan las mismas horas. Ni todas oyen lo mismo. Cabe mencionar que, aunque una clienta no haya estado desde el inicio de alguna plática, con lo poco o mucho que alcance a oír ya es suficiente para aderezar ésta en cualquier momento. Las mujeres somos muy comunicativas.
Regresando al punto de preocupación por acudir a un lugar de estos, nosotras las mujeres tenemos que ver el ir al salón de belleza como una inversión. Literalmente sí lo es, ya que no es muy barato que digamos. Cortarse el pelo, tinte, mani, pedi y demás, en una sola visita a este lugar, tiene su costo. Pero a la inversión que me refiero es a la que hay que hacernos a nosotras mismas, verlo como un regalo que nos damos y que nos merecemos por tanto que trabajamos y por quienes, aparte de esto, tienen la tarea de atender a sus hijos y marido.
Sí señora, nos lo merecemos, y el novio, marido o galán en cuestión lo agradecen, aunque conozco a varios que ni siquiera se inmutan si su mujer se hizo un nuevo look. De principio, dan ganas de matarlos. Pero no se me achicopalen usted no se deje llevar por eso; en el fondo, a ellos sí les gusta tener a una mujer bien arreglada siempre a su lado. Arreglarse no les cuesta nada, mis estimadas. Siempre hay que estar muy presentables para cualquier momento. Yo sé que no se va a ir al súper a hacer la compra con el exceso de maquillaje o peinado de salón. Pero con que usted use un poco de corrector, rímel, blush y pintura en los labios, ya está del otro lado.
Claro que todo esto tiene que ser después de la visita regular al salón de belleza. O sea, mantenerse el corte, el tinte y hasta las uñas, de una manera constante, para que así se nos facilite el arreglo personal en la vida diaria.
Disfrute de ir al salón de belleza, su autoestima se lo va agradecer. Como le comenté al inicio, esto es una inversión, pero vale la pena. Así que desde ahora ni se preocupe ni se lamente de sólo pensar que ya tiene que acudir a un sitio de estos. Véalo positivamente: autoestima alta, cafecito, chisme y hasta nuevas amistades, por qué no, usted podrá encontrar en un lugar así. La verdad, reconozco que ir al salón de belleza es toda una odisea, pero el sentirse bien consigo misma ¡no tiene precio!
Les mando besos, nos leemos el próximo domingo.
Ba-bye!!
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p
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gala