En las interminables cuartillas de su VI Informe de gobierno, el entonces presidente Luis Echeverría Álvarez dedicó unas palabras para destacar el avance del país en la generación de electricidad. Hablaba de la producción de petróleo y de la termoeléctrica en Campeche cercana a inaugurarse. Lo escuchaba el entonces gobernador, Rafael Rodríguez Barrera. Una semana después, el 9 de septiembre de 1976, entró en operaciones la termoeléctrica de Lerma.
Con 36 años, hoy es la cuarta más antigua de México, sólo superada por la Altamira, en Tamaulipas; Guaymas II, en Sonora; y la Francisco Villa, de Chihuahua. Hasta 2012 es la tercera, de 22 termoeléctricas, que genera menos energía y la única que opera en un área urbana. En más de una ocasión, en respuesta a los cuestionamientos del impacto que tiene sobre el medio ambiente, funcionarios de la CFE han alegado irracionalmente que la planta se instaló antes de que se habitara el poblado de Lerma y por consiguiente deberían ser los pobladores quienes deben emigrar de la zona.
En los últimos 10 años la permanencia de la termoeléctrica, y por consiguiente las líneas del tren que atraviesan la ciudad de Campeche, han sido muy cuestionada. El crecimiento de la población asentada en sus alrededores y algunos incidentes la han convertido recurrentemente en una amenaza, a lo que se suman docenas de accidentes que se han provocado con las vías del tren que complementan sus operaciones. Las peticiones para dejarla fuera de servicio comenzaron en 2001 con accidentes reportados en julio, diciembre y febrero del 2002.
En enero del 2008, directivos de la central termoeléctrica de Lerma impidieron a una comisión de diputados locales entrar a la planta para investigar las denuncia realizadas por los trabajadores de que opera con deficiencias en seguridad. Más tarde, permitieron el acceso a cuatro diputados, entre ellos Vania Kelleher Hernández y Mario Pacheco Ceballos, pero una vez dentro, se les prohibió recorrer las instalaciones.
Aunque consideran su información clasificada, una fuente de la termoeléctrica reconoce que no trabaja a lo máximo de su capacidad. Su principal unidad está fuera de operación, y hoy solo genera 53 de los 150 megavatios para lo que fue concebida; sin embargo, el daño al medio ambiente y a las familias es permanente y no ha disminuido.
Un directivo de la planta asegura que en los últimos cinco años se han invertido 140 millones de pesos, y ni un solo peso de esa inversión se destinó a reducir el impacto que provoca la planta al aire, al suelo, y al agua del litoral donde tiene se desagüe. También, y es lo más grave, asegura que “intencionalmente” se ha dejado de modernizar para impulsar la posibilidad de la inversión privada en el sector energético a mediano plazo.
Este año la Semarnat fue obligada a presentar todos los documentos ambientales relativos a la generación, manejo, transporte, entrega y, en su caso, exportación de residuos peligrosos (escorias y cenizas) productos de la combustión, producidos en la central de Lerma.
El 28 de enero del 2011 la CFE anunció la licitación LPSUDG0111 para el manejo y traslado de residuos de las centrales termoeléctricas del país.
La empresa “Metagri S.A. de C.V.” con domicilio en el Distrito Federal, Campos Eliseos 223 piso 5 Polanco, Chapultepec, fue la ganadora. Pagó a la Subdirección de Generación de la CFE más de 150 millones de pesos para la compra de 9 mil toneladas de residuos para su posterior reciclaje, solo que Metagri subcontrató a otras empresas para hacer el trabajo, entre ellas a “Petro Express del Norte, S.A. de C.V.”, y esta empresa no contaba con las medidas de seguridad ni la autorización federal para trasladar, ni reciclar residuos peligrosos, pero la CFE aún así lo permitió.
Cuando los vecinos de Lerma se quejan de la mala calidad del aire que respiran no les falta razón, hay razones para afirmar que la contaminación que emana la planta es dañina para su salud.
Este martes el senador Jorge Luis Lavalle Maury propuso un punto de acuerdo, apoyado por los senadores Raúl Pozos Lanz y Layda Sansores para exhortar respetuosamente a la Secretaría de Energía y a la Comisión Federal de Electricidad a, en el plazo conveniente, cancelar de manera definitiva las operaciones de la Central Termoeléctrica de Lerma o cambiar sus operaciones para producir energía de manera más limpia. El punto de acuerdo se aprobó en el Senado por todos los grupos parlamentarios.
Fue un trámite necesario, el tema ya lo había “acordado” Lavalle Maury personalmente con el Secretario de Energía, Jordy Herrera Flores. Si el Senado se manifestaba a favor, el titular de energía no se opondría.
Se espera que uno de los últimos documentos que firme como titular de la dependencia es el acuerdo para modificar las operaciones de la termoeléctrica de Lerma. El paso siguiente llegará a la Secretaría de Comunicaciones y Transporte, las vías del tren que atraviesan Campeche estarán obsoletas.
La termoeléctrica de Lerma ya no es un orgullo para nadie, ni Campeche es la misma ciudad de la que hablaba en los años 70´s el entonces presidente Luis Echeverría Álvarez.
Ahora su permanencia es cuestión de tiempo.
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