En Campeche no hay actualmente un tema más de moda que el de las mujeres que quieren y que pueden llegar al poder. Prueba de ello es que ya se apuntaron de todos los partidos: desde el aún ‘fantasma’ Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), hasta el Partido Acción Nacional y en el Partido revolucionario Institucional.

El caso es que esto ha puesto nervioso a más de uno. Saben que el ‘sexo débil’ y las cuestiones de género pueden ser una piedra en el zapato. Si no, hay que recordar nomás cómo algunos candidatos hicieron el osote en las pasadas elecciones, cuando luego de tener bien ‘amarrada’ no sólo la candidatura sino hasta el cargo, contar con las playeras, gorras, lonas y tener contratados los anuncios, les cayó un balde de agua fría cuando les dijeron que por cuestiones de equidad de género tendrían que ceder su lugar a una mujer.
Y ahora más, cuando ha sido el Presidente Enrique Peña Nieto el que ha dado el ejemplo y ha instruido a sus colaboradores para darle mucha importancia a este tema, de ahí que la llegada a Campeche de Rosario Robles, secretaria de Desarrollo Social.

El que está en la pelea, aunque no precisamente sobre un ring, es el senador priista Raúl Pozos Lanz. Su estrategia no es tirar golpes o emular a los luchadores profesionales, sino demostrar a los campechanos que sabe trabajar y que puede dar resultados positivos. Sus recientes apariciones en la tribuna de la Cámara alta son muestra de que sabe bien que tiene posibilidades pero que no es precisamente el elegido y la única forma de llegar a la meta es hacer más evidente su trabajo y no permitir que lo opaquen otros competidores.
De ahí sus visitas, silenciosas pero reales, a los municipios, por ello sus reuniones con empresarios, productores, estudiantes, ciudadanos en general.
Pozos sabe que puede llegar y cuenta ya con una base de apoyo, pero está consciente que en la política unos parecen más favoritos que otros, aunque no quiere parecer un desesperado y debe mantenerse como el viejo refrán que dice “ni tanto que queme al santo ni tanto que no lo alumbre”. Aún faltan varios meses para la decisión final y antes debe de convencer con trabajo y con resultados.

Quienes sí tendrían más audiencia sobre un ring que el mismísimo Hijo del Santo son los dirigentes de las cúpulas empresariales de Campeche. En una esquina se encuentra la presidenta del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), Esperanza Ortega Azar, y por la otra el presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), Luis Ignacio Guerrero Escalante.
Los enfrentamientos no han sido pocos, pero ahora resulta que la lideresa del CCE recibió una llamada directamente de las oficinas del PRI para invitarla a una reunión con los diputados federales y así lo organizó. Pero a Ortega Azar le pasó lo del Chavo del 8 y se le ‘chispoteó’, pues no invitó a los integrantes de otras cámaras y ni siquiera le dijo a la vocera que normalmente hace extensivas las invitaciones a la prensa y a los demás empresarios. En pocas palabras, el encuentro entre cierto círculo empresarial y los legisladores federales priistas fue bien en lo oscurito.