¿Qué sigue para el 2014? Esa es la pregunta de hoy. Hablar de reformas está hartamente desgastado y la voluntad política partidista consumada está. 2014, año que comenzará con fuerzas fortalecidas y otras que cometieron graves errores estratégicos, que quizá pagarán un alto costo político –o de divisiones y pujas internas- está ya a la vuelta de la esquina.
Dada la proximidad de las fiestas de diciembre, como si nada hubiera pasado, se bajaron cortinas hasta el año próximo año asumiendo que el 2013 cerró con un balance, que en lo superficial, pide pasar a otros temas, pero que en realidad implica silenciar las consecuencias que tendrá la descomunal agenda legislativa que ya se aprobó. Desafortunados todos porque muy posiblemente el año próximo veremos una fuerte distorsión de la vida económica del país tras caer en la telaraña de la reforma hacendaria. Esa araña sí se sentirá. Picará nuestros bolsillos, nuestros negocios y la economía del hogar. Las otras reformas, como la que afecta a la renta petrolera, nunca la hemos visto directamente; pero la que toca nuestras carteras será a partir del 1 de enero del 2014 decididamente tangible.
El 2014 enfrenta el desafío de la implementación de los cambios institucionales, de las leyes secundarias, de los organismos “autónomos” y otras historias que conocemos, pero sobre todas las cosas y, tal como sucede en el preludio de un concierto de rock, el escenario telonero de las elecciones por la gubernatura en el 2015.
Mucho se orientará a apoyar a los destapados, a los que tienen ganas de participar, o al que tendrá la venia de ser bendecido para la carrera hacia el cuarto piso del Palacio de Gobierno. Por lo menos, aquí en Campeche, las dimensiones y colorido de los informes de labores de legisladores federales y de los ayuntamientos (incluso el calendario en el que se presentaron), ya dejan ver las caras, nombres y apellidos y los planes de los que quieren subirse al elevador de su propio futuro político.
Por esto, el 2014 será el año de las obras. Programas de asistencia social (muy nobles en sus objetivos originales), inauguraciones de infraestructura, canchas, parques, drenajes, andadores, servicios públicos, eventos y otras coyunturas de entregas de apoyo y entretenimiento, actividades destacadas por cada equipo de comunicación social, servirán de puentes con la ciudadanía. Sin embargo, podrían contaminarse, y seguramente lo estarán, por los mismos fines electorales de la competencia del 2015.
El programa Pensión para Adultos Mayores que atiende a personas de 65 años en adelante con cobertura a nivel nacional ha beneficiado en Campeche para el período julio-agosto 2013 a un padrón de alrededor de 26,052 personas de todos los municipios del Estado, según información oficial publicada en la página de SEDESOL. Madres y Padres Trabajadores del Programa de Estancias Infantiles, que influye sobre un sector más representativo del padrón electoral, a septiembre del 2013, ha favorecido a 3,243 personas. Los al menos 18 Programas de asistencia social han llegado a un total de 422,214 beneficiarios campechanos en este año teniendo el Programa de Desarrollo Humano Oportunidades 239,794 beneficiarios. El alcance en materia social es muy fuerte especialmente si tomamos en cuenta que la población de todo el Estado es de 822,441 habitantes de acuerdo al censo de INEGI 2010. Si consideramos igualmente que conforme al IFE el Padrón y Lista Nominal de Campeche al 2012 ascendía a 583,432 ciudadanos, la influencia sobre la vida de las personas (y muchos potenciales votantes) es significativa. No todos los favorecidos estarán en calidad de votar, lo sabemos, pero los datos duros ilustran el peso de las obras y programas. La magnitud de los recursos que se manejan, por un lado; y la dependencia de estos por parte de mucha gente, hablan del impacto cuantitativo y cualitativo, y por supuesto, de su relevancia electoral.
Quien tenga el poder de decidir sobre programas, disposición de recursos, creación de infraestructura, obras y servicios públicos, entre otros, quien sea la cara visible del apoyo, generará una percepción de satisfacción de necesidades que podría definir un voto por una alternativa u otra (y sumará o restará para los resultados de la encuesta de definición de candidatos).
“Panem et circenses” (literalmente “Pan y circo”) es una locución latina peyorativa de uso muy común que describe la práctica de un gobierno que, para mantener contenta a la población o tapar hechos controvertidos, provee de alimento y entretenimiento de baja calidad con criterios asistencialistas. La frase es universal, obviamente. Es una expresión romana originada en la Satira X del poeta Juvenal (circa 100 A.D.), que en el contexto “panis et circenses” (pan y juegos de circo) es un llamado, un último intento de atención al pueblo, que había olvidado su derecho genuino de involucrarse verdaderamente en la política, de estar atentos y participantes.
Entonces, que el 2014 sea el año de las obras y no de las sobras. Finalmente, el objetivo meta son miles de personas, que necesitan apoyo y mejores ciudades y comunidades, aunque para muchos podrían contar solo como votos del Padrón y Lista Nominal del 2015. Esperemos que cuenten como las personas y ciudadanos que somos y no como pan y juegos de circo. Que no nos vean la cara de voto, sino de beneficiarios legítimos que somos.