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Francisco López Vargas
Analista político, conductor y productor en Telesur, y colaborador de EL EXPRESO desde su fundación. Estudió Comunicación en el Instituto de Ciencias Sociales de Mérida.
@elnegrito_63

Degradación…

Voces, Viernes 24 enero, 2014 a las 10:03 am

¿A quién le sirve una autoridad que no resuelve?

¿A quién le sirve una autoridad que se oculta y oculta los problemas que enfrenta?

¿A quién le sirve una autoridad que violenta la propia norma que le debiera permitir gobernar y darle garantía a sus gobernados?

¿A quién le sirve una autoridad que no da la cara, que no enfrenta los problemas, que no dice qué está pasando y con ello cree que no pasa nada o trata de hacerlo creer?

Esa autoridad no le sirve a nadie. Los hechos, para desgracia de muchos, no pueden ocultarse y si bien es verdad que se puede engañar a muchos mucho tiempo, también es lapidario el hecho de que no puede engañar a todos todo el tiempo. Los hechos siempre terminan siendo públicos, los problemas exhibidos y las deficiencias cobrando el costo de la negligencia, de la torpeza o del ocultamiento vergonzante o vergonzoso.

Pero si a todo lo anterior le sumamos que eso sucede en una institución que debiera ser guía de la juventud, el ejemplo de conducta para el desempeño profesional y académico, pues tenemos un caldo de cultivo que sólo nos fuerza a pensar que la degradación no termina aún de minar, pero avanza con pasos agigantados.

Comentábamos en este espacio el martes pasado, que los recientes hechos expuestos de la Universidad Autónoma de Campeche son el producto de cómo la máxima autoridad del Estado sobajó a un rector y con ello pisoteó no sólo la autonomía sino la dignidad de un Consejo Universitario abyecto, dispuesto a servir al poderoso con tal de conservar el cheque aún a costa de su dignidad.

Un ejemplo es que el decano universitario, magistrado y abogado, violenta la norma y cambia la ley a contentillo en su criterio y en lugar de respetarla y acatarla la altera y eso evidencia cómo la actual rectora es electa no por votación directa, escrita y secreta como lo estipula el artículo 36 sino por aclamación y con ello el Consejo Universitario avala la violación de su propio estatuto y lesiona su misma esencia.

La forma es fondo, decía Jesús Reyes Heroles.

Pero esa degradación ofensiva de la universidad está alterando su vida pública, su credibilidad moral y académica, pero lo más triste y lamentable es que se sigue afectando la manera como la sociedad la percibe.

¿Cómo no sospechar que en lugar de usar su staff para internet teniendo a todo el personal suficiente y calificado, incluso reconocido y pionero, se contrate a una empresa privada para hacer lo que ya se hacía ahí mismo?, ¿cómo es posible que un switch que cuesta entre 5 y 12 mil pesos termine siendo vendido a la universidad en 93 mil pesos según la factura 012 de la empresa Comunicaciones e Ingeniería de Campeche?

El tema universitario no reside en decir aquí que la rectora es culpable de todo lo que pasa porque no lo es, pero sí es la responsable de conducir la universidad y en lugar de tratar de acallar los hechos, lo correcto sería suspender a los alumnos, a los maestros, a todos los involucrados e iniciar una investigación hasta las últimas consecuencias: despidos y/o expulsiones definitivos.

No puede confiarse en que los maestros le serán leales porque no quieren perder el empleo o necesitan que les revaliden el contrato, o que los estudiantes se quedarán callados porque no quieren perder el semestre o ser expulsados. ¿No recuerda lo que le pasó a Abud?, ¿no ve que está rodeada de consejeros dispuestos a sacrificar a cualquier con tal de sostenerse ellos y de servir al poderoso? Cuidado. Se camina sobre hielo muy delgado en una época muy compleja porque esa debilidad puede provocar que en un año electoral las cosas tomen un viso que nadie queremos.

Eso es lo que falta: que de nuevo la política sea parte de una universidad que ya hoy se parcializa, que ya hoy se muestra débil e insegura y que en lugar de resolver para fortalecerse, se esconde detrás de los oficios, los escritorios y cierra sus accesos como si con ello evitara que la pudrición siga avanzando cuando ya la carcome por dentro.

Habemos muchos campechanos preguntándonos ¿cómo se ayuda a la universidad?, pero la verdadera pregunta no es cómo sino si la universidad, su consejo, su rectora y todas sus autoridades quieren ser ayudadas.

Adriana no tiene que ir muy lejos para ver cómo se da la cara: Fernando Ortega se avienta el tema de aceptar los problemas de su gobierno, la falta de dinero, pero no se detiene y sigue; en Secud, Farías destituye y denuncia, mientras su trabajo sigue. Ana Martha sale a decir que va contra el viento, pero no se para ¿Verdad que no es tan difícil?