Cuando era adolecente y estudiaba mi último semestre de bachillerato, me topé con una disyuntiva importante muy relacionada con mi pasión por los números, mis pruebas de orientación vocacional se dividían en partes iguales entre cuatro disciplinas cuyo factor común podríamos decir son las matemáticas, así la arquitectura, ingeniería, economía y contabilidad siempre aparecían como resultado final, sin embargo todas son muy diferentes aunque a algunos les guste confundirlas. Inspiración, ingenio, armonía y orden, bien pueden sustituir la forma de nombrar a esas profesiones, finalmente las matemáticas son música para la inteligencia.
Bueno, como muchas cosas en la vida, otra persona decidió por mí y tuve que estudiar lo que se dispuso sería lo mejor para mi desarrollo profesional, paradójicamente hoy en día más relacionado al turismo, aunque siempre fascinado por los números. El turismo me ha enseñado lo importante que es ver una actividad desde su perspectiva económica y de ahí aterrizar sus resultados en bienestar para la población que aprovecha los activos, realiza las acciones y promueve su lugar para hacerlo un destino turístico. Se puede decir que el turismo es tan bonito que si no lo traducimos en números simplemente jamás entenderíamos su importancia para el desarrollo de una entidad.
Existen muchas maneras de medir el desarrollo, es necesario cuantificar los resultados de las acciones que se emprenden para hacer que un lugar progrese, necesitamos parámetros e indicadores que nos muestren que el camino que emprendimos es el correcto. Sin embargo, constantemente nos percatamos que las estadísticas no siempre nos dicen la realidad y el juego de las cifras son engañosas dependiendo de la perspectiva de quién las analice, total, el papel aguanta todo. Quiere decir que en la complejidad de cuantificar el crecimiento económico no contamos con una ciencia exacta que nos precise lo que realmente está sucediendo.
Para ciencia exacta, la física… bueno ¡creo por eso no tengo nada de físico!
La economía tiene sus abstracciones que no nos permiten tener una verdad absoluta, siempre existe el juego de las variables, siempre dejan alguna constante incalculable y los números no presentan el panorama completo de las cosas. Quizá por eso vivimos en un eterno juego entre la macro economía y la micro economía que no llegan a establecerse en una balanza que nos dé equidad al desarrollo de un país o región. Los contadores decimos que todo es cuestión de registrar adecuadamente la historia, establecer una tendencia y de ahí generar la planeación de manera adecuada, sin embargo en la fórmula contable nunca llegamos a un equilibrio perfecto, requerimos hacer ajustes todo el tiempo, porque “Debe”, “Haber” ¡pero no hay!
La complejidad de los números y las cifras siempre nos podrán dar un indicio de cómo están las cosas, pero todo dependerá de la manera como los análisis de los mismos sean interpretados, es que podemos dar fiabilidad a los resultados.
¿Campeche está creciendo o se encuentra estancado? ¿Es cuestión de cifras? Posiblemente sí, pero estas son tan circunstanciales que valdría la pena utilizar un poquito la percepción para entender lo que sucede. Y precisamente la percepción colectiva muchas veces más que basarse en las cifras tiene patrones de medición completamente subjetivos que por ello en muchas encuestas de opinión contrastan tanto las respuestas respecto a un mismo tema. Finalmente la metodología de las encuestas también utiliza números y genera estadística, nuevamente caemos en el juego de las cifras. Quizá donde nos confundimos un poco es cuando comparamos la posición de nuestra entidad a partir de otros lugares, nuestro país o el mundo, a veces hacemos y no dimensionamos las cosas bien.
¿Somos el lugar más seguro? Pues tenemos un lugar en el que existe paz social, y si bien a veces tenemos casos excepcionales y contingencias, no estamos en situación de alta criminalidad, podemos confiar y caminar con tranquilidad por nuestras calles y movilizarnos por nuestros caminos sin pensar que algo malo suceda.
¿Tenemos calidad de vida? Somos un lugar que como muchos tiene pobreza, pero no pobreza extrema donde existe hambruna, tenemos aceptables condiciones de salud y existe acceso a la vivienda. Tenemos acceso a la educación a todos los niveles, muchas veces limitada por circunstancias familiares o acceso a educación de mejor nivel acuerdo a capacidades, pero todos pueden llegar a estudiar y tener una formación educativa digna. Desearíamos tener mejor condiciones laborales y oportunidades de empleo, pero se tiene acceso a los trabajos, hay oportunidades de desarrollar oficios y existen actividades económicas que nos permiten generar fuentes de ingreso para los hogares. Quizá existen condiciones sociales en aumento ocasionadas por factores externos o por descomposición social, pero aún éstos son atendidos en diferentes maneras e instancias. En general hay condiciones de bienestar.
De algunos años a la fecha se ha incrementado la infraestructura económica de manera considerablemente rápida, tenemos más infraestructura física, carreteras, escuelas y universidades públicas y privadas, hospitales y clínicas públicas y privadas, vivienda social y media, obras de mejora urbana importantes, obras de energía eléctrica, agua potable, comunicaciones, espacios recreativos, inversiones privadas en nuevos negocios que generan fuentes de empleo. Tan solo hablando de turismo podemos decir que la oferta de cuartos de hotel y restaurantes en la entidad ha crecido a más del doble en muy corto tiempo sin ser nosotros considerados un polo de atracción turística importante en el país. Todas estas inversiones públicas y privadas no tendrían sentido si no habláramos de desarrollo y crecimiento. Lo que traducido en resultados debemos considerar nuevos empleos, derrama económica y bienestar social.
Las cifras nos pueden decir mucho y dibujar diferentes escenarios, pero la percepción de nuestro diario vivir nos puede permitir una reflexión muy diferente a lo que los números nos dicen. Campeche es un lugar extraordinario para vivir y percibiremos aún más en los próximos tiempos que estamos listos para más. ¡Quizá sin cifras lo entendamos mejor!