El posicionamiento del Gobierno del Estado respecto a la situación económica de la entidad, dejó muchas cosas en claro: primero, que aunque no tenemos la economía pujante que quisiéramos, sí contamos con los elementos que se necesitan para crecer; segundo, que aunque tampoco estamos en la situación que nos han pintado diversos organismos nacionales e internacionales, eso no significa que ya la libramos y hay que aprovechar muchas ventanas de oportunidad que se presentan.
Por eso no son comprensibles la actitud y las declaraciones de los líderes empresariales más importantes de la entidad.
Tanto Esperanza Ortega Azar, presidenta del Consejo Coordinador Empresarial (CCEC), como Sergio Pérez Barrera, líder de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (Canacintra), reconocieron el estancamiento económico y la paralización de la economía como “una realidad ante la que no podemos cerrar los ojos”.
Y si bien precisaron que se trata de un fenómeno nacional y global, y no sólo un tema local, lo atribuyeron a la nula derrama económica del Gobierno Federal. Y es verdad.
Es verdad porque, en todo el país, precisamente por la situación financiera, el gobierno ha dejado de gastar. Pero lo que no puede ser posible es que mientras los comerciantes de a pie, los micros y medianos, están aguantando y trabajando, están emprendiendo y arriesgando, los dirigentes sólo hagan quejarse de que el gobierno ya no les compra, ya no invierte o ya no los patrocina.
Si algo necesita hoy Campeche, más allá de lo que se diga en un papel, es una industria fuerte, autónoma, independiente… porque hasta el momento no la tenemos. Campeche requiere de empresas que se pongan a trabajar, no que cobren un sueldo, un subsidio o un financiamiento.
El día en que dejemos de depender del gobierno para todo, tanto para el empleo como para las inversiones, para el desarrollo industrial como para la infraestructura, entonces el gobierno podrá dejar de invertir todo lo que quiera y la industria seguirá avanzando… en tanto, los empresarios podrán seguirse quejando de la parálisis a causa del gobierno.
TUMBABURROS
Deschavetada (Adjetivo). Que ha perdido la chaveta. Dícese de las personas a las que les falta un ‘tornillo’ . En política se aplica a quienes hacen declaraciones que cuestionan las cifras de afiliados de un partido de izquierda, como es el caso de la llamada Jefa ‘Yola’.
Chapuzón (Sust. común). Acción y efecto de remojarse y que, a veces, se convierte en un riesgo que autoridades federales advierten por suciedad, aunque aquí se diga lo contrario..
Mosco (Sust. común). Dícese del mosquito o zancudo chupasangre que transmite una enfermedad peligrosa muy difundida y que se combate con prevención, aunque sea esta la palabra que no entiendan las autoridades responsables de erradicarla, pues sólo hacen limpieza y fumigación en las zonas donde ya hay contagios.