Rubén Aguilar Valenzuela
Convicciones
Rubén Aguilar Valenzuela
Licenciado en filosofía, Maestro en Sociología y Doctor en Ciencias Sociales por la Universidad Iberoamericana. Tiene estudios de comunicación en el ITESO (Guadalajara, Jalisco) y de Desarrollo Institucional en el INODEP (París, Francia). Ha publicado una quincena de libros sobre temas relacionados con la educación y el análisis económico, político y social.
@RUBENAGUILAR

Sexto Informe

Voces, Miércoles 5 septiembre, 2012 a las 9:58 am

El Presidente Felipe Calderón, en su último Informe a la Nación, optó por un discurso a la vieja manera que resultó largo, una hora y media, y lleno de datos. El formato elegido renunció a la posibilidad de centrar su intervención en un claro y contundente mensaje político, para dejar, en el texto entregado al Congreso, el detalle de las acciones y los números.

La extensión de las cuartillas leídas, que trataban los más diversos temas restó fuerza al discurso del presidente que resultó intrascendente, un discurso más, aunque fue muy aplaudido. Calderón dejó ir la oportunidad, para plantear una reflexión sobre la de­mocracia mexicana, después que su partido perdió la presidencia de la República. El discurso se oyó como defensivo y triunfalista.

El informe pasó desapercibido y no tuvo mayor audiencia. Los spots de radio y televisión que en voz del presidente anunciaban el informe y que ahora dan cuenta de lo que se dijo se oyen ajenos a la realidad y siguen la lógica de la propaganda vacía que no conven­ce a nadie. El mismo Calderón se propone como un hombre valiente y justiciero salvador de las familias mexicanas.

La prensa del informe destaca los momentos anec­dóticos y emotivos, tales como que el presidente de la Cámara de Diputados, el priista Jesús Murillo Karam, fue tacaño en los aplausos o que en la parte final de su discurso al presidente se le quebró la voz y agradeció a su esposa e hijos su comprensión y paciencia.

El gobierno del Presidente Calderón tuvo aciertos como lo hecho en infraestructura, en vivienda, en sa­lud, en el manejo de las variables macroeconómicas y como enfrentó la crisis económica mundial del 2009, pero también es cierto que es el sexenio con menor crecimiento de los últimos 24 años y el único que en ese mismo tiempo aumentó la pobreza.

La guerra contra el narcotráfico fue el tema central de su administración y también del último informe. Calderón, el 11 de diciembre de 2006 declaró la “gue­rra” y el tres de enero de 2007, en un evento en Apa­tzingán, apareció vestido en traje de faena y gorra de cinco estrellas, como comandante en Jefe del Ejército. Fue el inicio del drama que metió al país de manera absurda e innecesaria.

Al término del sexenio, las más diversas en­cuestas registran que los ciudadanos de manera mayoritaria piensan que la guerra la está ganando el narco y también que el resultado de las accio­nes emprendidas por el gobierno han fracasado. El Presidente, a pesar de eso, en el informe y en los spots celebra lo hecho en materia de seguridad. En ningún momento hace mención al crecimiento de la violencia y los muertos.

El sexto Informe no aporta nada al plantearse, así está redactado, como una pieza de propaganda política propia de este tipo de ocasiones. El texto no informa y tampoco reflexiona sobre el camino a seguir. Solo defiende lo hecho de manera crítica y por lo mismo no convence. El discurso ha pasado desapercibido, para la sociedad. Solo sirvió, para ser leído en un acto ritual vació de significado.

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