El presidente Felipe Calderón acaba de picharle dos bolas ensalivadas, término beisbolero, al presidente electo Enrique Peña Nieto, al PRI y a los líderes de sus bancadas en el Congreso, al enviar dos propuestas de ley en el marco de la iniciativa preferente.
Éstas contienen la reforma laboral y que los gobernadores transparenten y rindan cuentas del uso de los recursos públicos. El presidente Calderón es consciente que el presidente electo se comprometió con estas propuestas en la campaña.
Los últimos cambios a la Constitución otorgan al presidente el derecho de enviar dos iniciativas preferentes en cada período legislativo y los legisladores están obligados a rechazar o aprobar, con las modificaciones que estimen pertinentes, en no más de un mes.
Las propuestas de Calderón ponen a prueba al presidente electo. Se va a evidenciar si el compromiso con el cambio es real o sólo un discurso y también se va a ver si tiene o no liderazgo sobre su partido y los senadores y diputados que lo representan en la actual legislatura.
Si Peña Nieto no apoya las iniciativas enviadas por el actual presidente, que forman parte de las reformas que él mismo propuso en campaña, quedará demostrado que no existe una real voluntad política con el cambio y tampoco un “nuevo” PRI.
Puede también pasar que compromete su apoyo, pero no logra convencer a los integrantes de su bancada en la Cámara de Senadores y Diputados, que pondría de manifiesto no tiene un real liderazgo sobre ellos y que tampoco lo ejercen los líderes de las bancadas.
Peña Nieto, el PRI y sus líderes en el Congreso, Beltrones y Gamboa Patrón, están en aprietos. No sólo se ponen en juego esas reformas, de suyo importantes, sino también y, sobre todo, la imagen del gobierno entrante y del “nuevo” PRI.
Al presidente electo lo mejor que le puede pasar es que se aprueben estas reformas. Se enviaría a la sociedad un mensaje poderoso: El nuevo presidente está comprometido con el cambio y el PRI ya no es el partido que siempre se opone a las reformas estructurales que urgen al país.
La sociedad mexicana sabrá en menos de un mes a qué atenerse con el nuevo gobierno: cumple o no con sus promesas de campaña y si el “nuevo” PRI está o no comprometido con el cambio.
El presidente Calderón pichó dos bolas ensalivadas, para meter strike. Queda por ver es si los bateadores (Peña Nieto, el PRI y los líderes en el Congreso) pueden conectar los lanzamientos, para evitar el ponche. Estamos a días de saber el resultado.
Si el PRI no reacciona en el único sentido que le conviene, aprobar las reformas que también benefician a la sociedad, habrá permitido que Calderón, con sólo dos bolas ensalivadas, que no se permiten en el beisbol, los exhiba y saque de la jugada.
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