La actividad turística en Campeche en las últimas dos décadas ha sido un puntal importante para el desarrollo de la economía de nuestra entidad, genera uno de cada doce empleos directos y aporta el 6% del Producto Interno Bruto (PIB) del Estado de Campeche, muy por encima de otras actividades económicas del sector primario y secundario.
Es una de las actividades económicas con mayor crecimiento en inversión privada, sus empresas aportan una importante derrama de recursos fiscales a través del pago de impuestos del ISR, IVA, 2% sobre Nómina y el 2% Sobre Servicios de Hospedaje, así como también pagan sumas considerables de derechos y aprovechamientos a los ayuntamientos a través del pago de sus prediales, licencias de funcionamiento y servicios, entre otros. La adquisición de insumos para su funcionamiento requiere de un gasto importante en energía eléctrica y una derrama de recursos para adquirir bienes y servicios, principalmente en las unidades económicas locales que derivan en una proporción de gasto que por cada peso que ingresa a una empresa de servicios turísticos 70 centavos se dispersan en otras actividades económicas y población en general.
Los presupuestos dedicados al sector turístico campechano en los últimos años, si bien, han sido incrementados, no rebasan el 5% del total de los ingresos que genera la actividad y no llegan a representar en promedio de los últimos años al 0.04% de los recursos presupuestales del Estado de Campeche.
En los últimos dos años el turismo ha tenido una baja considerable, lo que ha despertado una señal de alarma en los prestadores de servicios turísticos que comienzan a resentir una crisis en el sector y no ven con claridad respuestas en las acciones que conjuntamente deberían emprender con las autoridades del ramo para rescatar la afluencia turística y poner orden al caos que se ha generado.
La ciudad de San Francisco de Campeche es el principal termómetro de la actividad turística en el estado, por lo que es de llamar la atención la disminución en casi un 100% del turismo extranjero, la ocupación de sus hoteles registra cifras que no se habían dado en los últimos 20 años, cuando la actividad turística era incipiente y no se había invertido en su desarrollo; las cifras oficiales de la Asociación Mexicana de Hoteles y Moteles en Campeche reportan una disminución de la afluencia de visitantes al final del año de casi 7%, a nivel nacional se espera un crecimiento del 4% y si volteamos a ver a nuestros vecinos, Yucatán reporta un incremento de poco más del 20% ¡Definitivamente algo está pasando!
La actual administración de gobierno estatal ha hecho una inversión sin precedentes en infraestructura turística en los últimos años, sin embargo no se ha transformado en una mayor afluencia turística.
Poseemos un Centro de Convenciones y Exposiciones con instalaciones competitivas, pero esto no ha reportado más afluencias de visitantes a la ciudad, lo que ha hecho que se convierta tristemente en un gran salón de fiestas y actos cívicos que no aportan en nada a la economía de la ciudad. No existe una Oficina de Visitantes y Convenciones de Campeche, como sucede en otros destinos, la promoción y comercialización de estos espacios queda en el limbo de la burocracia creada entre la Secretaría de Turismo Estatal y Pro Eventos de Campeche que administra los inmuebles.
Para sumar, el Congreso del Estado anunció una reducción significativa al presupuesto dedicado a la promoción y desarrollo del turismo en Campeche para 2014, aduciendo ineficiencias en la utilización de recursos asignados. Así también, en los últimos días de 2013 dio a conocer la iniciativa de crear un premio, certificación o algo que aún no definen, para otorgar a 5 empresas del ramo turístico un premio de 200 mil pesos al año; subsidio que habrá de absorber también el empobrecido presupuesto de la dependencia del ramo. ¿No podría el Congreso del Estado ponerse a trabajar en lo que le compete y finalmente revisar la Ley de Turismo que promulgó hace 3 años y que hasta el momento no cuenta con reglamento? Esa ley contiene el marco legal que da certidumbre al sector turístico, su operatividad y la seguridad de las inversiones.
La “Familia Turística”, expresión acuñada hace décadas por los pioneros del turismo en Campeche, aquellos visionarios que apostaron todo a una actividad que no existía entonces; en la actualidad estas empresas, asociaciones y personas que la conforman están confrontados y desunidos, con liderazgos desgastados o estratégicamente desarticulados para que no representen el peso y esfuerzo que logró el “milagro” que desarrolló la industria del turismo en Campeche. Sin embargo al comienzo del presente año están levantando la voz al unísono, y esto no es para tomarlo a la ligera, son los que han arriesgados sus capitales y mantienen la planta productiva, ellos tienen el sentir de lo que está pasando porque son los que todos los días enfrentan el reto de crecer y desarrollar, son los que promueven e impulsan, son la maquinaria que hace funcionar al turismo de Campeche.
Nuestro enfoque se está perdiendo, debemos revisar que estamos haciendo mal y que hemos hecho bien, pero sobretodo qué nos está demandando hoy en día el mercado del turismo y acondicionar nuestro destino turístico para ser competitivo. No todo es dinero, pero tampoco todo es terquedad; no debemos inventar el hilo negro todos los días, debemos trabajar y consensar. ¿Cuáles son las tendencias del mercado? ¿Por qué ya no vienen los turistas? ¿Qué requieren las inversiones? ¿Cuál es la realidad económica del turismo? ¿Cómo insertarnos a la dinámica nacional y mundial?
Ha sido muy noble el sector turístico campechano, al que se le ha invertido poco y se le ha aprovechado mucho. Se debe actuar con mucha prudencia ya que se debe evitar desatar la “tormenta perfecta”. Se requiere atención y dar el lugar que merece la actividad, esto es algo que repercute a todos y cada una de las partes debe ser consciente que hay que construir y trabajar con inteligencia. Somos privilegiados de tener un activo turístico como Campeche, es único e irrepetible. ¡No lo podemos desperdiciar!
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gaby
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Miguel Medina García