En estas campañas mis “bienintencionados” candidatos hablan de amor y de no dividir a México y que haremos las cosas bien y que juntos, unidos, entregados, diferentes, etc…
Y mientras nuestros queridos candidatos se dedican a proclamar todas las buenas intenciones, sus “leales” seguidores hacen oídos sordos a lo dicho por su respectivo “sensei” y se dedican a golpear con toda la fuerza de su fanatismo por debajo de la mesa. Se acusan, desprestigian, señalan, se evidencian. Que si la charola, que si los 132, que si Atenco, que si la maestra, que si el gober precioso…
Y mientras, los que ni fu ni fa, los que no somos partidistas, los que no somos actores pero si consecuencias nos vemos en medio de un tiradero de suciedad que sin deberla ni temerla salpica no sólo a nuestras instituciones, sino también a nuestro ánimo y confianza.
Y si alguna casa encuestadora incluyera en sus cuestionarios las preguntas de ¿y usted cree en los políticos? ¿Cree que van a cambiar las cosas? ¿Merecen su voto? Quizá no les gustarán las respuestas y tampoco pasaría nada, pues saldrían a descalificar las encuestas y tantan aquí no hubo descontento social.
No pido objetividad, cada quien tiene su corazoncito y su preferencia. Pero lo que no podemos permitir es estar al margen sin que nos importe o nos interese, porque si no nos interesa el lugar en que viviremos, nuestros hijos crecerán y medrará nuestra familia, entonces si nos mereceremos los gobiernos que nos han tocado.
Nuestros candidatos no pueden ofrecernos trabajar para nosotros, si nosotros mismos no hacemos nada para mejorar. Es decir, la única forma de buscar el bien común es buscar que a mi vecino le vaya bien para que a nosotros nos vaya mejor.
Pero no. Aquí estamos en una corta campaña que se me ha hecho eterna, con un discurso en la superficie y acciones perversas “abajito”. En el que no puedes confiar ni en el que sale en la tele dando las noticias y donde hay encuestas a diestra y siniestra pero se descalifican por la mitad. En el que se vuelve a tener miedo de hablar, pues que tal si sí gana y entonces seguro me la hace cansada. En el que se descalifica a los estudiantes porque toman partido o porque solo atacan a uno. Vamos pues, son estudiantes que van a votar, que voten por quién se les venga en gana y los que los critican por ser “pro” o “anti” deberían saber que ellos también lo hacen, en cada mitin, en cada opinión, en fin en cada suspiro político que dan. Que no lo hagan con otros miles de estudiantes, no significa que no sean igual de parciales que los que están en las calles.
Así que aclaremos, sé Peñista o priista de hueso colorado, ve con Pina o con el PAN hasta el final, sé Quadriliber, sé de izquierda o AMLOver sin miedo de serlo. Sé un ciudadano apartidista pero jamás apolítico.
Sé como quieras, pero sé tolerante y respeta al que no piensa igual que tú. Hay más en común de aparece a simple vista. Las campañas terminarán, alguien ganará, todo seguirá su camino y lo importante del camino es aprender, sumar y hermanar. No menosprecies, rechaces y odies, pues entonces no harás otra cosa que meterte el pie solo y perder tu camino.
Vota libre, vota por quien se te dé la gana, vota por tí si no quieres hacerlo por nadie más. Y por favor, vete en un espejo y dime sinceramente si tu color de piel es amarilla, roja, azul o si es igual al de aquellos que estás “odiando” solo porque “le van” a otro candidato.
Vete en el espejo y pregunta ¿Qué hago por mi país?
Nos vemos en la respuesta.
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