Aquí en Campeche todo se sabe y, si no se sabe, se suele inventar. Aquí respiramos política aunque no seamos políticos. Los cafés resuenan de rumorología política, que si al delegado fulanito lo puso el actual grupo, o si el de México, el de los ex, el de los wannabes, que si los del DF están pegaditos a la toma de decisiones, que si habrá veto, que si son amigos, compadres, que si ya se perdonaron, que si ya se enemistaron, que…que…que.
Y mientras la rumorología recorre el litoral, hay viajes para ver y dejarse ver en los “círculos del poder”, hay visitas a los municipios para ejercer su labor legislativa, se toman fotos, “comparten” en twitter, se arrejuntan cabezas, se hacen reuniones, se amarran apoyos.
Esta ciudad una vez asediada por piratas, está nuevamente asediada, ya no por piratas (algunos me dirán que sí) pero sí por diversos grupos (que de grupos solo tienen el nombre porque están más mezclados que la escasa arena de nuestro malecón) que buscan encontrar su lugar ya no en esta administración, sino en la que viene.
Pero mientras por encimita todo son sonrisas y declaraciones de que su prioridad es trabajar en sus “encargos” y que los tiempos aún no llegan, la verdad es que por debajo de la mesa, las patadas ya empezaron, los cuchillos se están afilando, los expedientes se están conformando y en menos de lo que canta un gallo, veremos a unos y a otros saltando a la yugular, veremos descalificaciones, acusaciones de corrupción, de enriquecimiento, de ineptitud y todo será fuego “amigo”, no saldrá de sus bocas claro está, sino de las filtraciones que nosotros campechanos conocemos tan bien.
Se buscará meter el pie a cada paso para posicionarse lo mejor posible para que desde arriba den el visto bueno y todos alineaditos y formaditos. La oposición esta vez hará su lucha, pero están débiles; ni derecha ni izquierda se han fortalecido aún.
Será el diputado, el senador, el delegado, la alcaldesa, el secretario, la sorpresa… aún no sabemos, pero ya la mayoría está tomando partido, ya se están confeccionando currículum vitae y se empiezan a pedir que se les hable al oído, que les digan que están con ellos.
Los golpes empiezan ya y nuevamente no veremos unas campañas propositivas sino destructivas, no construirán, destruirán al oponente… siempre es más sencillo destruir que construir.
Aquí respiramos política sin ser políticos. Aquí todos son amigos de uno, de otro, de todos. Aquí, mientras los golpes por debajo de la mesa empiezan, la lucha por los huesos ya comenzó. Las discusiones subirán de tono y todos hablarán de sus favoritos como si fueran la reencarnación de todas las bondades, las lideresas se frotarán las manos para extenderlas prontamente, empezaremos a ver una mayor actividad de eventos de “auxilio social”, verbenas, visitas a comunidades olvidadas que ahora son importantes una vez más.
Ya no seremos personas, seremos un voto más dentro de una suma de votos. En ocasiones creo que el libro de “los juegos del hambre” se inspiró en nuestra política local.
Honestamente estoy decepcionado de que hagan “lo que sea” con tal de llegar, de que se olviden de que se deben a una sociedad que a pesar de todo lo malo que tenemos, sigue siendo de una nobleza (y en ocasiones ingenuidad) absoluta.
A mis futuros precandidatos y a mi futuro(a) candidato(a): Aún no tienen mi voto, con trabajo tienen mi atención. Ganen mi atención, mi confianza, demuéstrenme que son la mejor opción para mi amado estado y no sólo tendrán mi voto sino que tendrán a alguien que les diga con orgullo si lo están haciendo bien y sin temor si lo están haciendo mal. Y siempre, por arriba de la mesa.
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