Raúl Sales Heredia Heredia
Palabras Altisonantes
Raúl Sales Heredia
Tiene una formación como Contador Público, y se ha desempeñado en diversos campos que van desde la docencia, hasta la consultoría financiera, pasando en diversos momentos por el periodismo. Actualmenet es vicepresidentre de la Fundación Avanza y Presidente de COPARMEX Campeche.
@RSalesH

No se vale

Voces, Viernes 27 julio, 2012 a las 11:12 am

Con una mezcla de hilaridad y coraje leo que nuestro Honorable Congreso de la Unión, en la Cámara de Di­putados para ser específico, se aprobó el nuevo tablero de votación por un costo de 101 millones de pesos. Digo, no es tanto considerando que le pagamos un promedio de 100,000 pesos a 500 diputados y que si mi aritmética no falla da 50 millones por mes. Así que, qué más da que se aprueben el flamante, recién salido de fábrica, “brand new” tablero por la bicoca arriba mencionada.

Me da risa porque parece que nuestros diputados al ver los presupuestos de nuestra nación y manejarlo todo en miles y millones se les olvida que nuestro salario mí­nimo de la zona A es de 62.33 por 8hrs trabajadas y tam­bién me da coraje por lo mismo. Digo, me gusta la idea de que nuestro Congreso esté a la par de los mejores del mundo en cuanto a infraestructura pero me agradaría más que lo estuviera en base a legislación y resultados.

Me pregunto si nuestros congresistas serían tan magnánimos y veloces a la hora de aprobar estas “me­joras” si éstas salieran de su bolsillo. Algo así como: Compañeros diputados, necesitan mejorar el tablero de votación por lo que se descontará 16.833.33 de su sueldo por los próximos 12 meses para cubrir el costo. En pocas palabras, 270 veces el salario mínimo por mes pero hey, no pasa nada, el tablero se necesita.

Como estoy seguro que nuestros diputados están ahí por amor a México, se tomarán el compromiso de una manera seria y no solo legislarán en beneficio de sus representados sino que conociendo la terrible si­tuación de 52 millones de mexicanos no harán gastos superfluos de un dinero que no es suyo.

Una vez dicho lo anterior, mis congresistas seguro me toman en cuenta, pues al fin y al cabo soy su “je­fe” y forman una comisión (que recibirá un bono por el trabajo “adicional”) para analizar lo que he dicho y empezarán con un cabildeo entre diferentes “facciones parlamentarias” (México es secundario… parece) donde se harán los acuerdos y cambiarán un apoyo por otro y así todas las facciones se pararán el cuello y nos dirán en una cantidad innumerable de spots (también pagados por nosotros) que trabajan y están comprometidos en el beneficio y mejora de nuestra sociedad. ¿Cuánto tiem­po se llevarán? Eso es lo de menos, por 100,000 pesos al mes, bien pueden tomarse las cosas con calma.

Pero como somos tantos mexicanos y necesitamos los puntos de vista de muchos expertos, nuestro Con­greso de la Unión da cabida a todos los que deseen estar sin importar sus cualificaciones, o experiencia (hasta para meserear piden experiencia) pero hay que darle representación a la mayoría por lo que no ne­cesitan una preparación especial o mínimo un curso de inducción, no sólo necesitan pasar por el filtro de partidos políticos que si no me equivoco, debe de ser el mejor que hay, pues no sólo se selecciona a los mejo­res para competir en una elección, sino que además se ponen a plurinominales basado en el alto compromiso que han demostrado por su sociedad y su país.

Por eso y muchas otras razones es que necesitamos 500 diputados y 128 senadores porque son nuestros representantes, porque estamos podridos en dine­ro y podemos darnos el lujo de pagar compromisos políticos adquiridos por los partidos que nos “repre­sentan” y porque necesitamos demostrarle a Estados Unidos que con la mitad de su población tenemos 65 diputados y 28 senadores mas (y eso que sólo hemos aumentado 64 pero si nos aguantan seguro llegamos a 200 senadores en unos años).

Si México está destinado a crecer y mejorar nece­sita tener mejores leyes que nos permitan desempe­ñarnos en un marco de certeza, necesitamos reglas claras y aplicables a todos. Necesitamos un Congreso que no sólo trabaje en beneficio de su sociedad, sino que además sea empático y se ocupe en la gestión de ayuda. Créanme les pagaría el doble si sintiera que su compromiso es con la mejora del país, pero también sé que si ese fuera el caso, no lo aceptarían y dedica­rían el excedente del recurso asignado a obras de alto impacto y mejora social.

México requiere que su sociedad participe, que su presidente nos dirija, que su Suprema Corte sea clara y justa y que su Congreso ponga las bases de desarrollo.

No se vale que jueguen con mi país o con el futuro de mi hijo. No se vale que se olviden de aquellos a quie­nes juraron servir. No se vale que México sea el último de sus intereses.