Vengo en el auto y escucho los spots de los candidatos, escucho a mis candidatos hablando con voz tranquila mientras me amenazan con que si no voto por ellos estoy condenando a México a sumirse en el caos, quiebra, corrupción, violencia, etc. Me lo repiten hasta el cansancio.
Me piden que confíe mientras descalifican lo que hacen. Creen que dividiéndose en facciones yo podré decir: No fue el Congreso quien me falló, fueron los partidos fulanito y menganito; no fue el presidente, fueron los que bloquearon sus propuestas. No fueron ellos, fuimos nosotros por votar por ellos. Todo lo bueno es gracias a ellos, todo lo malo es debido a nuestra mala elección. Lo peor es que se lo creen.
Y aquí estamos en un México corrupto, violento y en crisis mientras me prometen las perlas de la Virgen y me dicen que ellos son la panacea de todos los males. Y mientras intento creer en sus buenas intenciones ellos se dedican a tirar sus trapos sucios. Salpican a sus colaboradores, se deslindan, se desentienden y acusan de guerra sucia.
Se dice que la confianza tarda años en construirse y un momento en destruirse. Aquí es al revés, desconfiamos cada sexenio pero añoramos confiar un instante.
Somos queridos, escuchados y apapachados en campaña pero nunca somos iguales.
En campaña nos necesitan pero también nos menosprecian, pues creen que con una despensa, tortillero, cilindro, taza, poster, calcomanía, llavero, encendedor, calendario, paraguas, cosméticos, zapatos ya cuentan con nuestro voto pero para amarrar, dame tu número de IFE.
Y mientras creemos en esa ilusión de simbiosis, olvidamos que una vez ahí donde nos prometieron que llegarían para trabajar por nosotros, ahí, justo en ese lugar, se olvidan de que pidieron el voto personalmente y nos generalizan, no hablan de unidad sino de facciones políticas, se convierten en “los Lic’s” se trajean y se creen la casta divina… si Sr. Diputado, si Sr. Senador, si Sr(a). Presidente… Si Lic., lo que usted diga Lic.; aquí estoy para servirle Lic.; no me olvide Lic.; yo lo apoyé Lic.; yo me la rajé por usted Lic.; ¿Lic.?… ¿Lic.?… ¿Me escucha?… ¿Me recuerda?… ¡Lic.!
¿Por quién vas a votar? Pregunta recurrente en estos días. Pregunta que no siempre queremos responder por miedo a que me estigmaticen, me despidan, me señalen, pero a veces no la respondemos por flojera de tratar de defender a un sujeto que ni sabe, ni sabrá quien soy pero que me habla en los spots como mi mejor amig@ y me dice que yo soy quien decidirá.
No recuerdo haber decidido aumentar el número de senadores, no recuerdo haber decidido crear el IETU, no recuerdo haber decidido parar o detener una de las tan mentadas “reformas estructurales urgentes” (llevan 12 años en congeladora), no recuerdo haber decidido mucho de lo malo que hoy vivimos y que convenientemente nuestros candidatos se deslindan.
Es de un cinismo descarado pedirme que confíe en ellos otra vez, pero aquí están nuevamente haciéndolo y yo a pesar de todo lo escrito, aún creo que debe haber servidores públicos buenos dentro de esa camada de “buenos políticos”
Confío en un México capaz de tener líderes comprometidos que sean capaces de impulsarnos a través del ejemplo hacia un país trabajador, honesto, recto, y empático. Confío en que como ciudadanos no podemos darnos el lujo de seguir de espectadores y por ende víctimas. Confío en que cada uno de nosotros sabe que nuestros hijos se merecen la mejor versión de nosotros y de nuestro país. Confío en que mis politicos recordarán que son ciudadanos de a pie y trabajaran para nosotros y no para ellos o sus partidos políticos.
Confío…
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